sábado, 17 de enero de 2009

Amèn de Leonardo

"Yo te digo que un día va a colapsar el sitio, y todos los boludos que andamos escribiendo vamos a perder todo lo que està adentro" Sí, dijiste eso. Y quizà por eso escribo acà, porque se pierde, porque no va a ningùn lado. Quizà no quiero que esto vaya a ningùn lado, que vaya, que vaya, pero a ningùn lado. "Arte, Arte, què es el arte sin REVOLUCIÒN" dijiste. Asì, con mayùsculas orales. Y yo me asustè un poco, porque presentì que todo arte, que toda revoluciòn.... Y lo conversamos, y yo que el mundo se transforma en y por el arte, y vos y tus balas de goma, y el ruido, el ruido. Ayer vi una pelìcula de Leonardo Favio, creo que era de èl, èl actuaba. De hecho me sentè en la màquina bendita esta para buscar el nombre de la pelìcula, porque no lo decìa, y me olvidè, ùltimamente me olvido de tantas cosas, y pienso en lo mismo constantemente. Las imàgenes de la pelìcula, la avenida de Mayo repleta de manifestantes, la persecuciòn, todo tan literal, y al mismo tiempo tan dibujado, tanta poesìa. Decir especìficamente lo contrario a lo que se quiere decir puede ser la forma màs contundente de afirmar una postura. Porque ahì estaba yo, mirando, y el director, que me permitiò dentro de toda su postura conciente, decidir por mi cuenta quièn es el malo, quièn el estùpido, quièn el molesto. El director que me insinuò, pero no decretò, la mirada correcta, acorde con su ideologìa. Y ahì estaba yo, mirando, y pensando lo que el director querìa que pensara, pero por mi cuenta, y pensando tambièn que cuànto arte, que esa toma, que ese cuadro ahì en la pared, que esa forma que tiene èl de agarrarle el hombro a ella, y ella y su flequillo tan prolijo, y los vecinos.... porque tambièn me dejaron pensar en esto. Y tambièn pensaba en què època, què pasaba cuàndo se filmaba, què no pudo ser dicho y fue insinuado, què debìa ser gritado, què dinero se utilizò para filmar. Y pensaba que querìa dormir, pero no podrìa hacerlo hasta que no acabe, como todo, como todo. Y terminò la pelìcula, y no decìa el nombre, ni el director, ni nada. Como estas palabras acà escupidas que pueden desaparecer en cualquier momento, que nadie lee, o sì... Hola, ahì quèn... ¿Què tal? Bueno, acà las cosas no estàn muy bien sabès. Me sentè acà para no irme a dormir de nuevo, de nuevo. Sì, de nuevo. Si dejo de escribir es probable que muera, o que llore, que es un poco lo mismo. Entretener los dedos en otras cosas, cocinar, comer... podrìa tocarme. No quiero nada de eso... lo ùltimo quizà... No, quiero irme, de mì. "La piel, no te dejar irte". Dijiste, y me dio mucha bronca, una rabia verde fluorescente, porque tenìas razòn, pero lo decìas con alegrìa. Y yo querìa matarte por la honestidad. "No te dejàs querer". Bah, eso ya lo sabìa, estùpido, creès que con esa frase va a cambiarme el mundo. No, porque infancia, porque miedo, porque tanta mierda. Por eso te dejo, allà, donde no voy a ir a buscarte. "Tenès que separarte de todo lo que te tira abajo". Y te escuchè, como te escucho siempre. Como te extraño hoy, aunque sè que serìa màs fàcil llamarte. Pero elijo extrañarte, y llorar, y amarte un poco, asì, desde lejos, para no admitir que ya no te amo tanto, desde cerca, porque no puedo esperarte màs, porque hace rato que no sè lo que espero, a dònde apunto, a dònde me dirijo. Sigo en esta rampa mecànica, y estoy tan cansada. Abajo es tan lejos, tan abajo, y no tengo miedo de saltar, pero ahora no puedo, mucha gente mira, quizà golpearìa a alguien, quizà. Sigo. Y llevo acà mi fusil, en la boca del estòmago. Y puedo decir Patria, y Libertad. Y creo, de veras en todo eso. Y puedo decir tantas cosas, pero si pudiera decir esa, esa sola, esa que no tiene nombre, esa que se insinùa verde, ocre, esa que està detràs de todas las palabras y todos los deseos, si pudiera decir esa, esa... No habrìa ya motivos para saltar, y tampoco para no hacerlo.