sábado, 26 de diciembre de 2009

Bees and Love

En fin, como de costumbre dejé pasar más tiempo del necesario para asentar en palabras aquella situación intempestiva y aterradora de las abejas. Ahora, desde un perfil más analítico que místico pienso que quizá todo se trató de una invitación a continuar reflexionando acerca de esto de la mano y la miel... aunque ahora que leo estas precisas letras creo que lo místico sigue ahí intacto. Hoy me encontré con un cadáver más. Cuando lo tomé entre mis manos lo primero que pensé es que nunca termino de limpiar por completo por más barridas que le dé a mi cuarto y trapos con Poett con aroma de latidos del corazón que pase. Casi al unísono se me presentó la incógnita temerosa por el aguijón, que evidentemente no estaba. Ufff, y sí, quizá fuera la que quedó viva, la séptima abeja, o quizá simplemente alguna de las otras que olvidé tirar a la basura, pero no puedo dejar de temer que, aún muerta la séptima guerrera, su aguijón perdido vaya a clavárseme en el talón provocándome el temido episodio alérgico que dio origen a tan absurda batalla. Bueno, ordenemos un poco las cosas. Primero era muy temprano de mañana, un sábado de esos que decido dormir y dormir sin parar y evidentemente no lo logro, por H o por B, o como en este caso, por un enjambre de abejas anidando en... no quiero apurarme a contar las cosas. Entre sueños oigo un zumbido," mosquitos no pueden ser, desde el dengue que duermo con el aparatito bendito". Era un zumbido pesado, gordito. Pensé que sería un moscardón, pesado, gordito. Recordé a una monja gallega que nos cantaba de adolescentes una canción que decía así "Alegres las mañanas que nos hablan de Dios, a-legres, las ma-ñanas, el diablo está en tu oreja, te está diciendo, no te levantes, sigue durmiendo." Quizá este zumbido sería eso, una señal divina para despertarme. Como también me molestaba la luz que entraba por mi entreabierta persiana decidí hacer el supremo esfuerzo de levantarme, para cerrarla apropiadamente, o cuando menos hasta donde los agujeros de la misma me lo permiten... (tren pedazos carcomidos de madera son atravesados por el sol cada amanecer). "Ay, mirá, una abejita, pobre abejita no puede salir" Y en un arrebato de solidaridad GreenPeace decido abrirle la persiana para que salga, cerrando la ventana para que no entre. Estaba en ese espacio límite, limbo, ni adentro ni afuera. "Dale, dale, salí, sé libre" Y la abeja estúpida no quería salir, se golpeaba contra la ventana tratando de entrar. "Pero qué abeja imbécil"-Espero, se va, vuelve, golpeo el vidrio, se va, creo yo. Vuelvo a la cama, contenta, sumamente feliz de mi accionar altruista que libertó a una abeja. Pero ahí está el zumbido, más pesado, más gordo. Entonces eran dos abejas, y están decididamente dentro de mi cuarto. Tengo miedo, pero debo accionar, tengo que matarlas porque soy alérgica. Tomo una ojota e intento matarlas, vuelan. Sin pensarlo demasiado me armo con el desodorante de ambientes que estaba en el baño, luego pensaré que esto lo heredé de mi madre, ella me enseñó a luchar con todo tipo de insectos. Rocío con el aerosol perfumado a las abejas, se atontan, las golpeo, las golpeo, siguen vivas, las aplasto, mueren, las llevo a la basura y ya no tiene sentido seguir durmiendo. Bueno, quise ser solidaria con las abejas y me atacaron, ya está, esto debiera aprenderlo para toda la vida, "No ayudes a nadie porque después te cagan"... mmm esto me suena a mi abuela quizá. Me cruzo hasta el chino de enfrente a comprar algo para desayunar pero también más desodorante de ambientes, no sea cosa... Encontré uno hermoso I love you, así se llama la fragancia, como ese cantito "te quiero te adoro te tiro al inodoro". Siento que de a poquito voy entendiendo todo. Vuelvo a casa y prendo la hornalla izquierda para calentar agua para el mate. Desde la cocina escucho de nuevo el zumbido, primero dudo de mi cordura, pero está ahí el zumbido, y no es en mi cabeza, es un zumbido, casi violento, arrebatado, pesadísimo, obeso. Me acerco tímidamente a mi cuarto y veo otra abeja, ya estoy armada, pero solo con mi ojota. Son dos, son tres, Dios mío, son cinco, es un enjambre, son cinco no puedo con tantas, huyo. Cierro la puerta de mi cuarto, y pienso en Casa Tomada. Ya se van a ir, pero si se van entran por la otra ventana que está cerca, no puedo dejar el cuarto hasta que se vayan, tengo que ser valiente, tengo que arriesgarme. Son siete, es un número bíblico, es una guerra santa. Son las siete plagas del subdesarrollo que no alcanzaron para siete diferentes sino siete de un tipo. Busco una octava para no caer en el delirio místico pero no hay caso, son siete, siete!!!. Vuelvo a pensar en la canción de la monja, siempre creí que el diablo era un mosquito, pero son abejas, ufff, y con lo que me gusta la miel, qué cagada. Tomo el I love you recién comprado, mierda, me dejé las ojotas en el cuarto, bueno, pruebo el arma para asegurarme que esté lista. En cuanto abro la puerta una de las turras me quiere atacar, la rocío con el aerosol, y en un movimiento estratégico que vi seguramente en Matrix alcanzo la ojota y la mato. Rocío violentamente a sus compañeras, cayeron ya tres, faltan aún cuatro. Dos inconcientes se posan en la pared, la ojota les calza justo, bang, mueren. Mueran malditas!!! Van cinco, quedan dos, por lo menos de lo que veo. Estas ultimas son las más bravas, rápidas y aguerridas. Rocío, mientras toman coraje para volver, el taparrollo de la persiana a ver si hay más allí, todo I love you, la fragancia de la victoria o la derrota, I love you, tomá turra, ahí va una más, que cae, después recogeré los cadáveres, evidentemente no todos. Soldado que huye sirve para otra guerra, la última, se va, se va, no logro alcanzarla. Sé que volverá con refuerzos, lo temo, lo temí hasta hoy que encontré este último cadáver, pero no debo dejarme confundir, no sería de extrañar que hayan enviado un fiambre de algún panal enemigo solamente para distraerme, para volver cuando me encuentre desarmada, cuando haya perdido las ojotas, o sobre todo, y esto es lo que más miedo me da, cuando I love you se haya acabado. Igual, por el momento, puedo cantar victoria, canto bajito, no sea cosa que se enteren otros bichos y quieran desafiarme. Bah, y si lo hacen aquí estaré, con mi ojota en la mano derecha y el I love you en la izquierda, siempre lista, preparada para cualquier batalla. A menos, claro, que pise el aguijón del cadáver que les contaba y bueno, no pueda contar la historia.

domingo, 13 de diciembre de 2009

ante la posibilidad de la siesta dominguera

Ahí la siesta, como esperando, como urgencia, como un lugar común pero tan pero tan deseado. Podría pensarse, desde afuera, que es una cavilación, una pérdida parcial, un error. Dormir, dormir. Podría pensarse, desde adentro, que es una cavilación, una pérdida total, un gravísimo error. Desde dentro todo se exagera tanto, tantísimo. Dormir, dormir. Media sonrisa para mí mísma, sin necesidad de mirarme al espejo para saberme mediosonriendo, puedo percibir sin visión, ni tacto dactilar la comisura derecha de mis labios alargándose, y contrayéndose por tanto la mejilla correspondiente, achinándose ese lateral ojo, y así, los músculos necesarios para tal gesto. Dormir, dormir. Si tu piel es también como la miel fenomenológica, que toca la mano, y no es la mano que toca sino es tocada por la miel, la piel que se construye en ese contacto, que es más que límite, que es contacto, y aunque no lo percibas vos, sí, tu piel, sí tu piel. Y ya, me quedo con ella como una pequeña reliquia, no porque seas un santo, Dios sabe que no se trata de eso, sino porque lo sagrado, y también por qué no lo profano, está acá en este instersticio epiteliar, cuando puedo decir ahora que no hay contacto, que sólo se siente una prescencia que quizá, estimo, no sea tal, sino la deformación idiota de estas ganas de... Dormir, dormir, dormir. Apagáronse aquellas luces subfluviales que me llenaban los ojos, que me impedían parpadear. Después del vértigo y la obnubilación queda una sensación de vacío y espera, de pie izquierdo movíendose atento a las circunstancias, de esperar lo inesperado que con seguridad debiera suceder. Entonces la contradicción, la contradicción, como la única forma de explicarse. La realidad, la fantasía, una misma. Allá adelante tantos años y tengo miedo. Acá atrás, tantos años, y son tan pocos, y me quisiera llorar toda la vida. Acá, ahora, este instante que se va y se va, sin que lo pueda nombrar siquiera. Y yo en el hueco de este tiempo inverosímil, este tiempo pretendido, tanto como la deconstrucción de mi deseo, de mis ganas y no ganas. Este tiempo inverosímil y yo en las grietas entre medio, deslizándome de golpe hacia una proyección que no alcanzo, retrayéndome de pronto a la cumbre borrascosa de ese dolor punzante real o nostálgico. Y yo en las grietas, haciendo equilibrio, cayéndome de pronto, pero esto no es dormir, dormir es suspender el tiempo, es decir pido gancho, es que no me toquen porque estoy en casa... esta última frase... señor diván, señor diván. ¿Y si cambiamos las reglas de la mancha?

sábado, 14 de noviembre de 2009

TARDA EN LLEGAR

Hoy y el sábado 21 presento una obra en la que conjugamos narración oral (con textos míos y ajenos), teatro, música en vivo, y de yapa danza. Sábado 14 y 21 de noviembre, Club del Bufón, Lavalle 3177 a las 20:30 hs. "TARDA EN LLEGAR" dúo lamanga. Entrada 20 pesos. Los espero!

sábado, 10 de octubre de 2009

Existencias selenitas

Se te van perdiendo tantas cosas caminando hacia ningún lugar. En principio el camino mismo, el principio y su continuación, uff y su final. ¿A dónde? ¿A dónde? Hay que seguir, con esa columna románica bajo el brazo aún a riesgo de tirar abajo todos los otros pilares y saber con certeza que tarde o temprano se te va a caer la casa encima. Si ahí está todo bien claro, los rebordes del techo a punto de explotar, la tierrita cayendo por goteo, despacito, desgranándose, anunciando ese final, ese final. Y vos te quedás, ¿acaso podrías hacer algo distinto? Ahí vas con tu casa a cuestas, que se te cae encima, que no podés dejarla para salir corriendo. Con tu casa en la espalda y tu columna inmensa bajo el brazo, que te derrumba por dentro. Acaso podrías hacer algo distinto. Acaso podrías dejar la columna, y huir de esa maldita casa. Acaso podrías correr desnuda, desnuda de vos, sin tu adentro, sin tu afuera, sumida al universo, sumida en el universo. Alienarte por completo, deshacerte, desdibujarte, flotar, subir, acaso podrías hacer algo distinto. Pero no. Seguís caminando, pesada, tan pesada. Cuando las lágrimas son frías quiere decir que se quiso llorar hace mucho. Son lágrimas vencidas, de otras angustias viejas, que se quedaron por ahí, retenidas en el lagrimal. ¡Hay tanta otra cosa de la que ocuparte! No hay tiempo para llorar, no vale llorar. Ahí se te nublan los ojos, y no ves el horizonte. (shhhh, no se te ocurra decir aquello de que hace rato que no lo ves porque la noche, porque la niebla, porque la mar en coche, callá. A veces es urgente aprender a callar.) Esos cantores que te mueven a otros años, en los que viajabas a otros años en los que no existías. Y siempre quisiste existir en otro lado, en otra existencia. Porque esta, la tuya, a pesar de las máscaras hermosas con las que adornás tu cara, no puede nombrarse, explicarse, ¿para quién, para qué, cuánto más? Existen entonces, en tu existencia sin sentido, ficciones que creás, pequeñas historias, pasos selenitas. Existencias creadas para tu existencia. ¿Acaso tu existencia será más que tu propia creación? Tu existencia será más que tu propia creación, pero será también ella misma. Serás también vos misma. Esta afirmación que te pesa en el cuello y bajo el brazo, que no la podés soltar, no porque entonces, si la soltás, si corres desnuda de vos misma, ¿para qué correr? Es posible entonces que llegues a la conclusión estática, esa conclusión estática que te aterra, no por miedo a las raíces, si ahí están bajo tus pies móviles, desangrándose constantemente, no, no es por eso. Te aterra porque sabés de dónde viene la tierra... los restos en tus hombros y en tu coronila te impiden olvidarlo.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Esa loca picardía que te abraza por la espalda sorpresivamente, que te toma de los tobillos y te hace bailar. Los umbrales de la primavera, los miro, los miro, y un poco les temo, mucho les temo. Que si Foucault, que si Freud, que si Fasulo, Fangulo, quien sea con F.... fffffffffffffffff, uffffffffffffffffff, fushhh fushhhh. faaaaaaaaaaa, feeeelicidad, empieza con fe, empieza con fe, con fe y amistad. Escribir con y por la picardía que te llama a no convertirse en un hongo, en un alga, en un líquen. Pobres hongos, algas, líquenes, ¿acaso serán tan estáticos como los pretendemos? ¿acaso no sabrán ellos las respuestas que tanto buscamos y evadimos? Mañana habrá otro pedazo de soga para amarrarse la cintura y no caer y aunque todos seamos un poco esos alegres suicidas está tan demodé el sucidio últimamente, tan considerado un acto egoísta, sin sentido, que realmente poco me entusiasma. Hablar de la muerte, para desmitificarla, para perderle el miedo y quitarle todo su atractivo, como hablamos de todo, como todo lo nombramos, lo decimos, lo hurgamos, hasta sacarle todo el relleno al huesito caracú, y que, ahora sin nada, quede en el plato a enfriarse y ser tirado, aunque algunos volvamos a chuparlo, a lamerlo a pasearnos por el con una especie de nostalgia idiota. Y van cayendo las horas, como pequeñas hojitas trasnochadas, y van cayendo de a poco, como cae todo, como esa soga que siempre renovada sigue atada a tanta silla dudosa. Una soga que te ata es la que te permite avanzar ¡Oh ironía del escalador! Me tienta la idea de cortar de cortar, de caer de caer, pero tambièn me intriga qué hay allá arriba. Si pudiera sentarme como vos a mirar desde acá, si pudiera como vos, de verdad lo deseo, olvidarme de la soga y del arriba y abajo, y mirar a la altura de mis ojos, y mirar, y respirar, quizá no cueste tanto. "Y se enamoró de quien no debía, de un amor trivial y de fantasía, más a los hombres no hay que juzgarlos por el celofán con que los envuelven" Kjarcas, ayyy, viajar viajar, y no sé si yo pueda realmente enamorarme, y no sé, no sé, y de veras quisiera porque sería casi como sentarme y olvidarme de la soga, y pretender que por un momento todo lo arriba que puedo ir es este momento, y que todo abajo es prescindible, y que toda libertad, toda libertad es simplemente no tironear de la soguita. Pero acá tengo la sensación, en mi cintura, el escozor, casi es una herida, y no puedo dejar de pensar que si la soga no estuviera, que si la soga no estuviera...

domingo, 30 de agosto de 2009

como si nada

Y al final agosto pasó, como si nada. Mi abuela siempre dijo que quien sobrevive agosto vive un año más. El problema es que mi abuelo, su esposo, murió en septiembre, cuando parecía que todo... cuando ella pensaba que todo... No voy a mentir, si bien el luto, si bien la desestructuración, perder la ilusión acerca de la superación agosta no fue tan grave. Y aquí me quedo, quizá sea eso, no-ser-tan-grave. En el tiempo verbal que se prefiera. No es tan grave entonces esta soledad autogestiva, este camino construido hacia donde voy queriendo. No es tan grave que los tiempos se vayan determinando un poco por las circunstancias, y mucho por las voluntades, pero sin olvidar que un poco por las circunstancias. No es tan grave que esta imagen especular me moleste o me agrade, de forma aleatoria, y no es tan grave en sí la imagen especular, es y punto. No fue tan grave dejarte deslizarte por el... cómo se llama, el agujero de la bañera, allí donde se va todo cuando una se baña... bueno, por ahí. No fue tan grave desprenderme de vos. (Y qué triste haber tenido que explicar la metáfora o ese intento, pero tampoco esto fue tan grave. Y quizá sea porque respecto a vos no tengo más metáforas y aunque lo literal duela como una uña clavada en la espina dorsal (je), "no me quedan fantasías para poder soñar... un poco más, un poco más"(je de nuevo)). No fueron tan graves tampoco esos dolores viejos, que hoy veo en costras y cicatrices, no fue la muerte en sí, no lo fue, y todo decía que sería, pero no. No fueron tan graves esos agostos, esos vientos huracanados, ese frío, esos pulóveres que te separan del mundo. No será tan grave todo el dolor por venir, ni el porvenir mismo. Tampoco será diáfano, qué querrá decir eso??? Será, será y es bastante... Esto lo dice Julio, pero ya que anduve haciendo intertextos pedorros hago uno lindo para darme un gusto "Lo que venga vendrá y no vendrá nada y es mucho." No habría sido tan grave... (qué lindo tiempo verbal, dudoso, nos abre paso al subjuntivo, ese de la posibilidad, del sueño, ufff qué subjuntiva que soy, que soy, que soy. Mamá quiere que yo haga la tarea, que yo sea feliz, que yo sea feliz.) No habría sido tan grave despertarse de golpe, si alguien nos hubiera avisado que nos pasamos las paradas correspondientes y debiéramos haber bajado del colectivo hace rato. No habría sido tan grave de no ser porque ahora es tarde, es tarde. Este condicional que es un reclamo, una urgencia. Y no hay que dejar los reclamos aunque agosto termine. ¿No dicen por ahí que hay que animarse y empezar en agosto? No sé bien a qué, pero empezar. Siento que doy vueltitas, para no hablar de... vos, puede ser, me aburrí, me aburriste. Hemos dicho entonces que no quedan más metáforas, digámoslo entonces de forma clara. Me a bu rris te. Chau, no quiero pensarte más, no quiero darme cuenta cuando sea muy tarde de que debía haber bajado de este colectivo y mucho menos quiero tener que esperar a que dé la vuelta entera (ufff no puedo dejar la metáfora ni aunque me esfuerce). Miráme, miráme bien. ¿Ves? Esta mujer de pie. Esta guerrera que fue tantas veces herida y nunca derrotada por completo, que conoce y escupe la derrota, porque es veneno, porque se lleva adentro de uno, como ciertos reptiles. Miráme bien, y sabeme ajena. Miráme bien, y quisiera decir fijate en todo lo que te perdés, pero algo en mí no me dejaría, porque el que te perdés sos vos, no me perdés a mí, porque nunca me tuviste, porque yo soy, SOY, SOY. Y ahí la vida, acá nomás, pasando agosto, ay agosto tanto miedo te he tenido. Y ahí la vida, acá, en todos lados, si tan solo pudiera ponerle palabras a esta sensación de poder, de poder. Me recuperé (como si hubiera estado largamente enferma), me conquisté a mí misma. Y esa imagen especular, que debió hace tantísimos años ser mía, ahora lo es. Entonces miráme bien, miráme bien, y aunque me refleje en tus ojos sé perfectamente que me pintás de proyecciones bizantinas y puedo permitirme desconfiar sin vergüenza, y no creerte nada, nada. Esta sensación de poder, de poder hacer cualquier cosa, decir cualquier cosa, sobrevivir a base de esperas y estoicismo pero también pateando tachos. Porque sobrevivimos a agosto, ¡lo sobrevivimos!. Y si sobreviene la muerte, que ya es casi una amiga, y si sobrevienen las lágrimas y todo lo oscuro, como intuyo que sobrevendrán en algún momento, no miraré este sol con mis espaldas como añorando lo que fue (o más bien lo que no fue) , porque entonces tampoco, tampoco habrá sido tan grave perderlo por un momento, o para siempre.

domingo, 26 de julio de 2009

Acerca de la ola polar

Y al final parece que no va a nevar nada. Hubiera estado bien, casi que yo necesitaba que nevara un poco. No sé bien por qué, pero necesitaba eso. O más bien sí sé por qué, como sé todo porque soy una neurótica enferma obsesiva que reconoce y etiqueta cada estado de ánimo, pero la verdad la verdad, me parece que no viene al caso contarlo, o si viene al caso no tengo ganas. Ayer estaba ahí ese tren casi mágico, iba tan despacio, y no quiero hablar de eso, pero si no hablo lo sueño y estoy bastante aburrida de soñar así, pegadito a la realidad, cosas tan obvias, aunque tengan una hilación inesperada, obvias al fin, porque no necesito recurrir a etiquetas nuevas para ordenarlas. Entonces debiera admitir que lo que ando buscando no es orden, sino todo lo contrario, un quilombo madre, madre!!! un quilombo ando buscando, desordenar todo, y no tener que.... no tener que... Pero la otra, esa etiquetadora insolente, va recogiendo papel tras papel, y ordena y justifica. Entonces le voy a bailar un reggeaton violento en la cara, a esa etiquetadora insípida. A ver si puede etiquetarme estooooo. .... No, la nieve, la nieve, debiera haber nevado, era casi una urgencia. Porque todo tendría sentido entonces, afuera y adentro se alcanzaría el bendito equilibrio homeostático. Y debiera detenerme en esta magnífica contradicción, entonces, busco equilibrio o desequilibrio. Leo, lo que escribí y comprendo, como todos ustedes, lo inútil de cualquier reflexión acerca de ello. Ambos dos extremos (si pueden considerarse tales), ambos estados son abstracciones. No existe tal cosa como el equilibrio perfecto, y tampoco su total contrario, dado que el completo desequilibrio, total, supremo, daría lugar irremediablemente a una nueva situación de inestabilidad equilibrada, dinámica si se quiere, pero un volver a empezar con ese proceso de tensión constante. No voy a poner ejemplos, pero todo lo que cae de algún modo entraría, piénsese en cualquier cosa que puede caer, una vieja de un bondi, una moneda en la alcantarilla, la nieve... y quizá por esto, por esto... Entonces lo circular es una forma poética, estética de seguir buscando aquello del equilibrio-desequilibrio, de etiquetar en movimiento, de los extremos ambos pero nada en el medio, y qué mejor forma de alcanzar aquello, que tomando todo, toda la superficie en el medio, y no sólo el diámetro o el radio, toda la cuperficie, y entonces, ya no hablamos de circunferencias, sino de círculos. Me cuesta pensar en volúmen (ja, quizá por eso escribo y no ando diciendo esto o no con tanta asiduidad bah, es mentira, quise jugar con eso del volúmen y es mentira). Voy a decirlo más claro, me cuesta pensar en cuerpos. Chaaaaaaaaaan. Señor Freud, a ver si me analiza esto. Tengo varias amigas que constantemente me dicen "A vos te agarra un analista y te hace mierda". No necesito un analista para que me haga mierda, digo, es medio evidente. Me-cuesta-pensar-en-cuerpos. A ver, yo arrancaba hablando del círculo, y pensé en una esfera, y no podría continuar la metáfora del equilibrio en las tres dimensiones, entonces aparece la variable psicoanalítica y pienso que quizá esto del cuerpo, la palabra en sí, polisémica como todas va más allá de la metáfora matemática. Contradition woman, como antropóloga quiero dedicarme a la antropología del cuerpo. Entonces será porque me cuesta, porque quiero hacer todo lo que me cuesta, porque no soporto que algo no me resulte fácil. No, no soy tan soberbia, hay mucho, muchísimo que no sé hacer y no me interesa aprender, o sí y reconozco mis limitaciones. Pero el cuerpo, me cuesta mi cuerpo, me cuesta el cuerpo de los demás. Entonces sale la insolente etiquetadora y se sienta frente a todos los libros que se le crucen por el camino y recorta palabritas difíciles, lindas, neologismos de todas las clases y colores, para tatuar por ahí y tatuarse. Entonces Estas tetas mías que me gustan tanto las llamaré Pecho (Sr. Freud) y sabré que en esta teta me siento mujer porque la madre, porque la mónada, porque la libido, porque la mar en coche. Entonces a este culo que gracias a Dios está detrás y no miro lo llamaré... cómo puedo llamarlo... no, el culo es culo, acá y en cualquier lado. Y no puedo ponerle etiquetas porque está muy lejos mío. Entonces a mi dolor de brazos cuando no puedo abrazar o tocar o lo que sea que tenga ganas de hacer lo llamo trauma o fantasma o, en el mejor de los casos, formas de cortesía impuestas, dispositivo. Qué loco! decir abrazo me suena tan pero tan naiff (se escribe así?), pero decir teta y culo está bien, decir abrazo ya no. Tampoco queda lindo decir que si nevara me pondría a llorar pensando en... lo imbécil que soy, porque pensar en... sería un excusa, para lamentarme de mí misma, para esconderme tras la nieve, para buscar excusas rituales para cerrar puertas que mantengo abiertas con mi propio pie. Y ahí voy de nuevo, cubierta con túnicas de colores fosforescentes, con todo tipo de máscaras étnicas que permitan el nuevo ritual de cierre, y ahí nomás, no sé si la neurótica etiquetadora, o la que busca el desequilibrio, pone el pie para evitar el portazo (tiendo a creer evidentemente que la actitud ritualista está más relacionada con la etiquetadora, y que la del pie, la del juego, la de la nieve y el llanto, y la misma que anda diciendo que no puede pensar en cuerpos pero piensa en y desde el cuerpo constantemente, es la otra, que es más jodida al fin y al cabo si nos ponemos a pensar un segundo). De todas formas no nevó y ya está por terminar la ola polar.

sábado, 4 de julio de 2009

Caetano qué me estás haciendo?

"Navegar é precisso, viver nâo é precisso" (o algo así) Táctil, volátil. Ahí vas. Desde aquí la plebe, nido de mortales iracundos, te saludamos con un gesto obseno. Pero algunos, algunos, te tiran besos. Y ahí vas. Volaría en un beso si me lo permitiera el cerdo. Volaría, y culpo al cerdo, maldito cerdo, maldito cerdo. Y su piel, tan tan, tan tan. Vamos a cortar por aquí este dobladillo horrible, ups que no se diga, y guardarlo en la basura, guardando la basura. Y cuando este teclado pueda convertirse en un piano, y sentir que cada letra presionada va soltando ese portuguès entrañado. Busqué por otro lado, buscaste, buscamos. Encontré por aquí este pasadizo secreto, si venís conmigo te compro un chocolate, si te quedás me lo comprás a mi vuelta, eh, no vengo sin tu chocolate. Esperá, no me acaricies, el chancho nos mira, casi que quiere estar entre nosotros, casi que se acerca, casi que te confundo con el chancho. Pero tambièn miran las lechuzas, y los alacranes, y esos otros bichos que no sé, no sé qué son. Bailamos agitando maracas!!! Bailamos al son del xilofón!!! Saltemos las teclas del xilofón, permitime escribir xilofón de nuevo. Cuántas veces puedo repetir una palabra que empieza con x. xilofón, xenofobia, ¿cuál otra? Pero mejor xilofón, cuantas veces sea posible, xilofón, xilofón. Y creo que una vez más y casi que podríamos entrar en los Guiness, digo podríamos porque no creas de ninguna manera que voy a entrar ahí solita, te llevo conmigo. Xabés una cosa? Xe me perdió el hilo. Voy a buscarlo. Ahh, casi me olvido. Xilofón. Ya está: Felicitáme!!!
Entonces los infelices, esos infelices intrínsecos, idiosincráticamente infelices, se toman el arduo trabajo de reflexionar y flexionar cada situación hasta que chorree su savia pegajosa. Entonces los infelices habrán cumplido su misión, se hallarán cómodos en ese rictus de comisura labial, en ese palpitar constante de la boca del estómago que ruega que ya no se llore, para poder dormir un rato. Entonces los infelices, y esto no lo confesarán nunca, disfrutan como locos.

domingo, 12 de abril de 2009

Sobre un muro

Entonces recuerdo, tantas palabras sueltas, tanta imbecilidad dicha y escrita. Entonces decido no escribir más, llamarme silencio, borrar lo presente. Pero algo que no tiene nombre me lo impide, me obliga a dejar constancia, para que luego, cuando el dolor retorne, pueda recoger tantos recibos, tantas recetas mal formuladas, y reclamar el reintegro en la obra social.
Ahí estás vos
no tenés idea
esta batalla te ocurre alrededor
sin siquiera rozarte.
Ahí estás vos
y tengo tanto miedo
porque si fuera valiente, Dios, si lo fuera...
Ahí en el fondo
contra la pared más descuidada
esa que no mira nadie nunca
se apoyaba el deseo
convertido en urgencia
en necesidad imperiosa
Y la pared se erguía tan oscura, tan lejana
que la urgencia no lograba corroerla.
Me duelo tanto
y aún así,
no te abrazo.
Y me dolían los brazos
terriblemente
este deseo de abrazarte..........y nada
esa bruma imposible de franquear
ese muro de hormigón
esta parálisis repentina
Y el dolor era cada vez más horrible, como una punzada, como un mordisco, como mil agujas penetrando en la piel y hurgando en el músculo. La parálisis se extendía lentamente por mi hombro, por mi rostro. Cuando llegue a los ojos este dolor agudo no podré evitar el vuelco.
No te abrazo
y me duelo

domingo, 29 de marzo de 2009

bajo las aguas

Y tu sonrisa
-------------------ahí flotando
y ese calor
........................ahí ahí
---------------------------------Cuando vuelvas a repartir las cartas recordá saltearme............... perdí mi turno, hace rato
Hay en tus manos una urgencia
........................................................y en mi cuerpo carencia
Si solo pudiera hablar
......................................si pudiera
allá en el mar de lo apocalíptico
donde abrí los ojos tantas veces
te vi verde y lleno de dientes
te vi solo y rodeado de nubes
te quise abrazar
---------------- y no pude
................................Cantaré entonces la canción hipócrita
................................Bailaré el bolero de la desesperanza
................................ Sostendré el estandarte de los infortunios
................................ Y proclamaré con soltura lo de la zorra y las uvas.
(---pero acá, en el vientre, donde no hay palabras que alumbren nada, pero acá en la espalda, bajo el sudor frío, susurraré inaudible, con el asma de otoño, que aún, ahora mismo, entre el agua y mi piel, sobrevive la tibieza que exige el abrazo---) Entonces tu voz
entonces decís lo incorrecto
entonces te escucho
y desearía ser sorda
entonces deseo irme
y no logro partir
entonces me quedo
...................................me quedo
.....................................................y me padezco.

jueves, 19 de marzo de 2009

barroco postmo

Tengo acá, detrás de la oreja, donde podrías encontrar una moneda vos que sos mago, un principio de angustia. Y es que hoy en día es tan difícil encontrar monedas. Creí que no, te juro, creí que eso que me picaba sería un piojo, ¿desde cuándo pica la angustia? Creí que no, te juro, incluso cuando comenzó a arder, pensé "serán sabañones", pero la cuestión es que hoy hizo treinta grados centígrados de temperatura. Creí que no, te juro, cuando me reí, cuando te abracé, cuando el tiempo, cuando.... Pero ahí estaba, irremediable, escondida, agarrapatada, sanguinaria. Digo que se trata de un principio de angustia, porque aún la siento lejana, como un silbido sostenido, o una sirena que no podría asegurarse que vaya a pasar o parar en tu domicilio, pero yo, que la sé identificar muy bien, sé que sí. La adormezco, como ahora, para callarla un rato, para que ronque, para que me haga cosquillas, con sustancias, con sustancias. Un arcoiris todo por encima de tu angustia, de la mía. Y lo folk de fondo es redundante. Pero cuando me fui de tu casa era una angustia pinchuda, llena de espinas que despacito se incrustaban en mi piel, sobre todo bajo mis uñas. Volver a casa fue una tortura, respiré despacio, todo lo que podía, porque sabía que al llegar me desmayaría del dolor. Siempre parece más tenue el dolor cuando estamos en movimiento, cuando no lo admitimos por completo. Entonces sentía, presentía, que volver era como caminar al calvario, a ese calvario tan conocido, tanto que puedo deambular a oscuras, a obscuras, sin romper ningún vaso, aunque convenga siempre llevar vasos plásticos, preferentemente esos que dicen feliz cumpleaños. Bueno, a ver si entiendo bien lo que me susurra la angustia, medio adormecida, porque quiere anunciar que va a llenar esto de arbustos, para tapar todo, para entrelazarlo de palabras y arcoiris de nuevo, y que nadie sepa por què se dijo lo que se dijo, cuando en realidad, y esto casi lo grita la muy turra, querìa decir otra cosa, literalmente, y no pudo, no pudo. Entonces, ahora se dedica a pensar en eso del final del rainbow, y del duende verde con la cesta de monedas de oro. Y será De Angeli, con un ramillete de soja. Y será Perón, listo para el abrazo. Abrazo, Abrazo. Dios, Teletubbies. Otra vez, otra vez.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Y de fondo sonaba Cambalache

La pava en el fuego, casi se hierve el agua. Como un baldazo de sorpresa me desayuné de su inverosímil incidente, bah, eso de inverosímil ahora que se ha tornado moda parece una exageración. No puedo pensar claro con el tango de fondo, pero quiero contarlo así, tan redundante. Ella, mujercita de un señor, ella, tan fina, tan de taco, tan con sus cirujías, había sufrido los días pasados un episodio de inseguridad. Cosa terrible si las hay. Paso a detallar los sucesos acaecidos por la señora en cuestión. Levantóse aquella mañana con su joggineta correspondiente.Los martes le tocaba usar la azul, que combinaba perfectamente con el lazo elástico con el que se ataba el pelo y con el que paseaba a su can. Entièndase que se trataba de dos lazos distintos. Ataviada para la ocasión saltó a su vereda, pulcra como ninguna, hizo una venia ininteligible al encargado de su edificio torre y salió a trotar. Pobre perro, apenas si alcanzaba a seguirle el paso. Estaba a punto de llegar al parque, a punto de alcanzar la esquina previa, a punto de bajarse de la vereda, y fue allí, allí mismo que ocurrió. Comenzó por el estómago, como unas terribles ganas de comer, o vomitar, nunca pudo explicarlo con certeza. Luego las manos rígidas, y el lazo azul que se cayó liberando al perro que la miraba, dudoso, que miraba la plaza y su libertad. Alguien se acercó a ayudarla de prepo, cuando algún peatón sufre un episodio de inseguridad es menester que alguien se acerque a brindarle ayuda, aunque el sujeto en cuestión se resista. La medida paliativa elegida por el ayudador fue un abrazo asfixiante. La señora se deshizo en patadas y manotazos que no fueron suficientes para soltarla. "Era grave, la señora estaba muy asustada, yo nunca vi un episodio de inseguridad como ése"- testimonió el ayudador a esta dependencia horas más tarde. Según testigos del hecho la señora no pudo responder con seguridad a ninguna de las siguientes preguntas: - ¿Cuàl es su nombre? ¿Dónde vive? ¿A quièn votò en las ùltimas elecciones? ¿Què opina de lo que dijo Susana Giménez? ¿Dónde está su perro? Una vez vuelta en sí la señora que ahora se encuentra llena de indignación, como suele ocurrir en estos casos, tomó cartas en el asunto, tomó todo el mazo y decidió convocar una movilización para esta tarde. Allí irán, si se deciden, todos los inseguros, si se animan. Cada uno llevará una pancarta con su grito de guerra. El de la señora es un ladrido, porque el perro, en medio del abrazo asfixiante, decidiò que ya era hora, ya era hora, y no volviò màs a trotar por las mañanas. El agua hirviò, no, para el mate no sirve, me tomarè un tè, como harìa la señora, y voy a mirar por la tele la movilizaciòn, hundiendo en la taza unas pepas. Cada tanto pispearè què sucede en el Congreso, que por ahì andaba algùn Cacharero o Chacarero, no sè bièn còmo se dice, discutiendo no sè si las elecciones anticipadas o las retenciones. Y de fondo aún sonaba Cambalache.

sábado, 17 de enero de 2009

Amèn de Leonardo

"Yo te digo que un día va a colapsar el sitio, y todos los boludos que andamos escribiendo vamos a perder todo lo que està adentro" Sí, dijiste eso. Y quizà por eso escribo acà, porque se pierde, porque no va a ningùn lado. Quizà no quiero que esto vaya a ningùn lado, que vaya, que vaya, pero a ningùn lado. "Arte, Arte, què es el arte sin REVOLUCIÒN" dijiste. Asì, con mayùsculas orales. Y yo me asustè un poco, porque presentì que todo arte, que toda revoluciòn.... Y lo conversamos, y yo que el mundo se transforma en y por el arte, y vos y tus balas de goma, y el ruido, el ruido. Ayer vi una pelìcula de Leonardo Favio, creo que era de èl, èl actuaba. De hecho me sentè en la màquina bendita esta para buscar el nombre de la pelìcula, porque no lo decìa, y me olvidè, ùltimamente me olvido de tantas cosas, y pienso en lo mismo constantemente. Las imàgenes de la pelìcula, la avenida de Mayo repleta de manifestantes, la persecuciòn, todo tan literal, y al mismo tiempo tan dibujado, tanta poesìa. Decir especìficamente lo contrario a lo que se quiere decir puede ser la forma màs contundente de afirmar una postura. Porque ahì estaba yo, mirando, y el director, que me permitiò dentro de toda su postura conciente, decidir por mi cuenta quièn es el malo, quièn el estùpido, quièn el molesto. El director que me insinuò, pero no decretò, la mirada correcta, acorde con su ideologìa. Y ahì estaba yo, mirando, y pensando lo que el director querìa que pensara, pero por mi cuenta, y pensando tambièn que cuànto arte, que esa toma, que ese cuadro ahì en la pared, que esa forma que tiene èl de agarrarle el hombro a ella, y ella y su flequillo tan prolijo, y los vecinos.... porque tambièn me dejaron pensar en esto. Y tambièn pensaba en què època, què pasaba cuàndo se filmaba, què no pudo ser dicho y fue insinuado, què debìa ser gritado, què dinero se utilizò para filmar. Y pensaba que querìa dormir, pero no podrìa hacerlo hasta que no acabe, como todo, como todo. Y terminò la pelìcula, y no decìa el nombre, ni el director, ni nada. Como estas palabras acà escupidas que pueden desaparecer en cualquier momento, que nadie lee, o sì... Hola, ahì quèn... ¿Què tal? Bueno, acà las cosas no estàn muy bien sabès. Me sentè acà para no irme a dormir de nuevo, de nuevo. Sì, de nuevo. Si dejo de escribir es probable que muera, o que llore, que es un poco lo mismo. Entretener los dedos en otras cosas, cocinar, comer... podrìa tocarme. No quiero nada de eso... lo ùltimo quizà... No, quiero irme, de mì. "La piel, no te dejar irte". Dijiste, y me dio mucha bronca, una rabia verde fluorescente, porque tenìas razòn, pero lo decìas con alegrìa. Y yo querìa matarte por la honestidad. "No te dejàs querer". Bah, eso ya lo sabìa, estùpido, creès que con esa frase va a cambiarme el mundo. No, porque infancia, porque miedo, porque tanta mierda. Por eso te dejo, allà, donde no voy a ir a buscarte. "Tenès que separarte de todo lo que te tira abajo". Y te escuchè, como te escucho siempre. Como te extraño hoy, aunque sè que serìa màs fàcil llamarte. Pero elijo extrañarte, y llorar, y amarte un poco, asì, desde lejos, para no admitir que ya no te amo tanto, desde cerca, porque no puedo esperarte màs, porque hace rato que no sè lo que espero, a dònde apunto, a dònde me dirijo. Sigo en esta rampa mecànica, y estoy tan cansada. Abajo es tan lejos, tan abajo, y no tengo miedo de saltar, pero ahora no puedo, mucha gente mira, quizà golpearìa a alguien, quizà. Sigo. Y llevo acà mi fusil, en la boca del estòmago. Y puedo decir Patria, y Libertad. Y creo, de veras en todo eso. Y puedo decir tantas cosas, pero si pudiera decir esa, esa sola, esa que no tiene nombre, esa que se insinùa verde, ocre, esa que està detràs de todas las palabras y todos los deseos, si pudiera decir esa, esa... No habrìa ya motivos para saltar, y tampoco para no hacerlo.