sábado, 10 de octubre de 2009

Existencias selenitas

Se te van perdiendo tantas cosas caminando hacia ningún lugar. En principio el camino mismo, el principio y su continuación, uff y su final. ¿A dónde? ¿A dónde? Hay que seguir, con esa columna románica bajo el brazo aún a riesgo de tirar abajo todos los otros pilares y saber con certeza que tarde o temprano se te va a caer la casa encima. Si ahí está todo bien claro, los rebordes del techo a punto de explotar, la tierrita cayendo por goteo, despacito, desgranándose, anunciando ese final, ese final. Y vos te quedás, ¿acaso podrías hacer algo distinto? Ahí vas con tu casa a cuestas, que se te cae encima, que no podés dejarla para salir corriendo. Con tu casa en la espalda y tu columna inmensa bajo el brazo, que te derrumba por dentro. Acaso podrías hacer algo distinto. Acaso podrías dejar la columna, y huir de esa maldita casa. Acaso podrías correr desnuda, desnuda de vos, sin tu adentro, sin tu afuera, sumida al universo, sumida en el universo. Alienarte por completo, deshacerte, desdibujarte, flotar, subir, acaso podrías hacer algo distinto. Pero no. Seguís caminando, pesada, tan pesada. Cuando las lágrimas son frías quiere decir que se quiso llorar hace mucho. Son lágrimas vencidas, de otras angustias viejas, que se quedaron por ahí, retenidas en el lagrimal. ¡Hay tanta otra cosa de la que ocuparte! No hay tiempo para llorar, no vale llorar. Ahí se te nublan los ojos, y no ves el horizonte. (shhhh, no se te ocurra decir aquello de que hace rato que no lo ves porque la noche, porque la niebla, porque la mar en coche, callá. A veces es urgente aprender a callar.) Esos cantores que te mueven a otros años, en los que viajabas a otros años en los que no existías. Y siempre quisiste existir en otro lado, en otra existencia. Porque esta, la tuya, a pesar de las máscaras hermosas con las que adornás tu cara, no puede nombrarse, explicarse, ¿para quién, para qué, cuánto más? Existen entonces, en tu existencia sin sentido, ficciones que creás, pequeñas historias, pasos selenitas. Existencias creadas para tu existencia. ¿Acaso tu existencia será más que tu propia creación? Tu existencia será más que tu propia creación, pero será también ella misma. Serás también vos misma. Esta afirmación que te pesa en el cuello y bajo el brazo, que no la podés soltar, no porque entonces, si la soltás, si corres desnuda de vos misma, ¿para qué correr? Es posible entonces que llegues a la conclusión estática, esa conclusión estática que te aterra, no por miedo a las raíces, si ahí están bajo tus pies móviles, desangrándose constantemente, no, no es por eso. Te aterra porque sabés de dónde viene la tierra... los restos en tus hombros y en tu coronila te impiden olvidarlo.