lunes, 31 de agosto de 2015

Las alas del Hada de Hades



Un hada me dejó sus alas, aquí
 en el suelo
y se fue volando
con el resto de su cuerpo.
El hada nos dejó sus alas.
 Aún nadie sabe
qué hacer con ellas.
Buscamos incansablemente bajo tremendas alas que se haya escondido ella, que se haya quedado. No.
Bichos raros las hadas. Como todo lo que empieza con hache. Mitad personas, mitad insectos, mitad duendes, mitad ángeles, mitad demonios. Y entre tantas mitades un cúmulo de confusiones acumuladas que llevan a cuestas, y desperdigan por ahí, ¿Acaso no es eso el polvo de hadas?
Las alas del hada
Yacen incómodas
Las alas de Hades
Se la llevaron
Y dejaron este resto
Como una permanencia
Los simples mortales
Los eternos mortales
No entendemos
No pretendemos entender

Hoy miré al cielo
Y respiré tu ausencia
Sonreí un poco
aminoré mi marcha
Para observarte ahí
Detrás de las nubes
De Santa Rosa.
El viento me despeinó
Y yo seguí caminando
Quise detenerme
No lo hice
Aprendí a llorar
Como quien deja correr el agua
Aprendí a mojarme la cara
Salobre
Y ver mi sombra
Sin caerme
Aún no he aprendido
A dejarte ir.

Fue esa canción
Y algo de un rayo de sol
Fue quizá la fecha calendario
Es este agosto que le faltan solo horas
Es el septiembre que se empecina en no llegar
O los signos de los tiempos
Que decidí desoír.
Ahí estás
Imponderable
Enorme
Ubicua.
Y tus alas acá
¿acaso es un regalo?
O quizá una advertencia
sobre el olvido
sobre la angustia
sobre la muerte.

A la Virgen que desata los nudos
Le ruego que desate los tuyos
Y los nuestros
Y a todos que perdonen
La literalidad
Y a las otras Vírgenes, a todas
Que te abracen
Que te guarden
Que nos guarden
Que nos presten su túnica
Para secar las lágrimas
Que siguen brotando
O quizá no sea eso, y
Comenzaste a llover
Como corresponde.