domingo, 27 de abril de 2008

Agónico frenesí

Devenir en islote
sumida en el sueño
dejarme corroer por el tiempo
sinuoso, verdeoscuro
Advertir inconciente
la débil monotonía
descender descender descender
sin resbalarme
Me abrigaré con tu piel sin que lo notes. Seré un tímido felino, seré un aire imperceptible, seré el desgarro de la noche que no quiere ser dicho.
Lo escrito en el humo
el susurro sin viento
el viento sin esperas, sin movimiento, detenido
Caen las gotas
lentas
Se van desgajando de a poco

se van desprendiendo

se desenvuelven y se arquean

se dispersan desparejas

se desparraman

se desparpajan

se arrepienten y vuelven

a cubrir mis ojos, mis sombras.
Esta sonrisa significa, supone. No supongas sobre mi sonrisa...cuando se desprenda del techo, por el goteo constante, por la humedad corrosiva, el ruido mudo de su caída interrumpirá tu letargo.
Ancla eterna
herrumbre viajera
espejos rotos esparcidos
nadie advertirá mi agonía.
Devenir en arena
someterme a la niebla
esconder esperanzas
diluidas, añejas
desconfiar de la rima
que todo lo ordena
Y en el murmullo de tu risa tosca, inoportuna, bailaré hipnóticas danzas que buscan sentido. Y en el atisbo de tu caricia que se obstina en la huida, huiré yo antes. Y seré yo la niebla, el humo, la herrumbre escondida.

domingo, 20 de abril de 2008

Sapos en otoño

Te rodeo y soy humo quiero que me respires Te rodeo y sos otoño te me caès te me caès y me caigo
Intento, y no logro, recordar lo que quise decir ayer, cuando todo estaba tan claro, cuando no habìa duda de que ya basta, de que ya fue suficiente.

Tus ojos flotan en este aire enrarecido todo a mi alrededor es tu mirada que me mira, que me toca, que me mira

Alivio. Frente al desconcierto desparramo mi angustia. La dejarè caer a borbotones, la dejarè desgranarse, desangrarse de a poco. Caerà en este suelo infèrtil que es mi alma, y aùn asì, echarà raìces. La angustia derramada, desangrada, desgranada, se abre paso. Sus raìces rugosas rasguñan los pies, estos pies que pisan este suelo infèrtil, fertilizado. Estos torpes pies que corren hacia vos, que huyen, que se quedan.

Mientras Marylin suspira

Èl la mira, la mira

Marylin siente en la nuca esa caricia

Gotean sus ojos y sueña que gotean

Gotean sus ojos y es un alivio. Porque ahì estaba el sapo, ese sapo verde, marròn, oscuro. Eran dos sapos. Pero ella debìa extinguir al de la izquierda, ese le correspondìa. Con ese brevìsimo chorro de agua, de anìs, de veneno, debìa tocar al sapo, que el veneno le entre por ese minùsculo orificio, que lo llene, que explote, que se quede patas para arriba.

Pero cuando todos se van el sapo crece, la busca, le mea en el ojo. Y ella sabe que es veneno, que se quedarà ciega. Y ese veneno ahì, y esa muerte certera acumulada en el estòmago.

"Mamà, me voy a quedar ciega". Abre el ojo, y ve nublado. Y llora, porque sabe que el veneno està ahì. Y le queda el otro ojo, pero ese. Y llora, y llora. Y el agua que sale de sus entrañas va limpiando, va drenando. Y sale el veneno que cae por su mejilla. Y ahora su mejilla y todo su costado derecho estàn dormidos, pero ella està despierta. Y sabe la muerte cerca, y sabe la muerte dentro. Y no puede dejar de llorar y mirar caer las gotas frìas, frìas, muchas gotas frìas que caen de sus ojos, al suelo, al suelo.

Y se regarà la angustia desparramada

con tus làgrimas insólitas

no habrá necesidad de luz

para que crezca

miércoles, 2 de abril de 2008

cartelito

Hay que correr.
corro
No debo pensar, no debo detenerme ni siquiera un instante. No hay espacios para las dudas cuando no hay espacio para nada. No se puede caer cuando ya se està en el suelo. No se puede ver màs que este vaho que sale de mi boca abierta que intenta gritar, y no hay aire para gritar, y no hay nadie que escuche.
Me despierto entre el ahogo repentino, salir de ese medio acuoso fue difìcil. Verás que al salir de la cama hallarás mayores complicaciones. No salgas. Debes. Sal. Y pimienta. La pimienta te pica en la nariz, el miedo en el pecho. Debajo de las tetas, las tetas para los curiosos, los que miran y quieren tocar. Que toquen, que toquen. Y sin saberlo estaràn presionando esa otra realidad, ese abismo, esa negrura sin forma, ese puñal oxidado. Que toquen, mientras los miro de frente, a los ojos, mientras los dejo hacer. Este cuerpo que no es mìo, porque de serlo tendría que ser mío también el puñal adentro, y no puedo concebir que...
Entre las piernas el veneno, aquì no. Y se irà quien mira y toca, quien quiere entrar para ver. Aquì dejo yo entrar a quien quiero, aquì no entra nadie cuando no estoy. Y no estoy. Me fui. Vuelvo en 20 minutos.