miércoles, 26 de junio de 2013

Mar adentro

Asombrada voy por la vida entretejida entre aquello que es sensación y lo otro que también lo es, pero su origen es externo.
Acá en las tripas un cuento melancólico, con Serrat de fondo. Esa precisa canción, de lo que pasa y lo que queda. Creo que mis tripas son de origen genético. Siento acá en el estómago la melancolía familiar, lo que es mío es la percepción de la misma. Escucho ese tema, y me siento en la mar... en el mar.
Hace rato voy soñando con barcos, los salto, los trepo, me duermo en los rincones. Nací con olor a río, pero el olor no era mío ni de mi cuna, el olor lo llevaban en los brazos mis padres, transmitidos por sus padres, y sus padres.
Después está lo otro, y sonrisa. Y sonrisa devuelta. El mundo me mira y me acaricia con olor a monte. Quién diría que es posible ser del monte y del río al mismo tiempo.

De a poco bajo mis pies, como el río que va más pronto que este barco que aún está amarrado al muelle, se me forma el pasado. Lo veo formarse, lento, como las figuras que se forman con las nubes. Un poco dudo del pasado que veo, porque es pura interpretación. Las nubes son nubes, y los hechos son hechos, pero ahí este gusto a melancolía que me prueba que es pasado. Y que ya se fue, por más que lo vea, cual si fueran las estrellas, las veo, pero la ciencia dice que puedo dudar de su actualidad. Cuando menos dudar.
Sin embargo ahí están. Y algo me dice que no podré alcanzarlas, por lo lejos en espacio y tiempo. Ningún brazo mío podrá atravesar el umbral entre lo que no fue y lo que es.

Maldita la hora en que nos pretendemos dueños de nuestra historia. Más bien la vamos viviendo, lo mejor que se puede, tratando de no sobreactuar, para no alertar a nadie, para que nadie piense que sabemos más de lo que sabemos. 

Ya no sé si te extraño a vos, o a quíen... creo más bien que me extraño a mí, en ese papel que sabía desempeñar porque lo había hecho un tiempo prudencial para aprenderlo. Ahora ando un poco a tientas, con técnicas aprendidas, tratando de que no se vislumbre la técnica, no debe ocurrir eso, debe vislumbrarse la carne hecha canción.

No debería escuchar la música que estoy escuchando.... me siento vieja en el pasado que se me acumula bajo los pies. Debiera desamarrar el barco, y zarpar. Y admitir que puedo navegar. Mar adentro.