jueves, 18 de diciembre de 2008

Si tan solo hubiera sabido ayer, que las làgrimas de entonces eran la antesala de la angustia de mañana, habrìa guardado algunas de ellas, embotelladas en cristales multicolores, para tener con què llorar hoy. En este perìodo àcido de mis dìas, en esta estepa de espejos rajados, las uñas molestan mucho. Rodea mi cuerpo ese halo gris, precipitàndose casi sobre mis omòplatos. Ay, Ay, si tan solo ayer, cuando sonreìa, hubiera sabido a ciencia cierta (si es que existe tal cosa) que sobrevendrìa este aluviòn, esta tormenta, habrìa guardado mis dientes, para mordisquearme los codos, ahora, que deseo con todo mi ¿alma? ¿cuerpo? ¿mente? romper algo. Y me romperè la crisma, me romperè la cara contra esa pared de vidrio, me romperè una pierna intentando esquivar ese bulto que no logro ver, intentando saltar ese charco que no puedo medir. No es caricia esto que me prodigo, y voy reconociendo uno a uno cada interruptor, cada perilla. Correrè por la cornisa, y aunque ya lo haya dicho, lo vuelvo a decir, porque esa idea, esa dulce y tenebrosa idea, vuelve a ser dulce. Llegò primero su dulzor, primero ese aroma casi adolescente, llegò embarcada en recuerdos dudosos, de tan guardados casi vaporosos. El completo y terminante desprecio, el asco soberano, la renuncia postergada con tantas excusas, y saber ahì la puerta, tan real, tan parlante, tan abierta si se quiere. Al caer las horas y los años, aparece en el cuerpo el paso del tiempo como una tierra reseca que fue utilizada sin plan, sin proyecto. Dejar el espacio vacìo, para que algo crezca, para que alguien, quien quiera, traiga aquì tierra nueva, y ocupe mi espacio, cuando me haya ido del todo, cuando pueda irme, cuando nadie me reclame, ni me llore, ni me llore. Ya he llorado yo bastante, ya he llorado yo bastante. Y sin làgrimas embotelladas, sin dientes que muerdan, repitiendo palabras que siempre gritan la misma urgencia, voy acercàndome al centro, a lo hondo, voy ahogàndome conmigo, como antes, y permanecerè quieta, hasta que suceda, lo que deba suceder, lo que deba suceder. Solo que hoy, es tan fuerte la idea, y tanta la angustia, y tanta la ansia, que me cuesta un poco cruzar mis brazos y amarrarme a mi asiento. Y ahì, ahì, tan hermosa, tan liviana, tan distinta, tan cornisa.

martes, 18 de noviembre de 2008

Plagiàndome a mì misma, cosas que fui y vuelvo a ser.

"
Que pase el tiempo, que se caiga de la mesa, que rebalse la bañera, que no espere el colectivo. Todo va a resultar de algùn modo, no importa còmo. Sòlo quiero poder sentarme a ver què pasa, còmo ocurre todo sin mì, o conmigo, pero en piloto automàtico"
"Ahora el asco me sopla la oreja, me grita que me calle, que me vaya"
"Son exactamente tres millones cuatrocientos cincuenta y tres mil novecientos veinticinco ojos sin dueño, el nùmero impar demuestra la agonía, y la incoherencia"
"Nadar, nadar, nadar. Y mirarte bajo el agua, a pesar del cloro que pica tanto. Nadar, nadar, nadar. Hoy no te voy a abrazar, porque ya me abraza el agua y es tan fresco su abrazo. Hoy no te voy a abrazar, porque no quiero abrazarte. Voy a nadar, hasta el confín de esta pileta enorme, allì, hasta el borde, donde se hace una con el mar, donde me harè una con el mar. Allì no abrirè los ojos, no, demasiada sal"

viernes, 31 de octubre de 2008

triángulo isósceles

Gajos de pasado, desparramados sobre la mesa de la cocina. Alguien debiera limpiar. Alguien debiera tomar ese trapo hediondo y tirarlo a la basura.
Mañana no se hará nada de lo que se suponía. Mañana será mejor dormir. Vos me dirás que mejor los bordes, que el evértigo. Yo te diré que la cama y dormir, y dormir. Basta ya de pretender escalones. Dejémonos caer en la certeza irremediable del zócalo. Y si es de cemento mejor, pero si alfombra, qué se le va a hacer?.
Aún con los ojos cerrados, y como espiando por aquello de la ortografía, dejaré correr mis dedos por el teclado, apelando a aquello único que aprendí en el secundario.
Entonces un triángulo equilátero, más bien isósceles, pero todos los equiláteros son isósceles (aunque sé bien que la inversa es falsa). Entonces un triángulo isósceles amarillo, o rojo, no puedo distinguir, pero tiriángulo. Después será un botón, ese sí es rojo, podría saber que viene de aquél cuento que leí a mis alumnos, que disfruté como ellos. Pero entonces la textura del libro, su borde puntiagudo (ves, acá también hay bordes, sólo que estos son con puntas). La textura de mi pantalón sobre mi pierna, mi brazo y mis piernas, quizá toda la imagen que tengo de mí en el día. Pero esos ojos, esos ojos, y esos dientes que me miran constantemente, Más los dientes que los ojos, y esos dientes que se abren, para decir tantas cosas. Niño, no entiendo lo que dices, porque balbuceas. Y cuando te entiendo muy pocas veces puedo dar solución verdadera a tus reclamos. Porque no soy tu mamá, aunque lo creas, tampoco quiero serlo. Pero realmente no importa mucho si quiero o no , porque no lo soy y punto.
Son minigirasoles, o margaritas, y lo que parece vida me da tanto miedo, quiero sacarme la nariz, que de a ratos me duele, quiero dejar de respirar entrecortado, quiero no tener que... tantas cosas. Quiero no tener que , pero querer que... y saber qué sigue a esas palabras. Y querer bien definido, y tener el valor para salir a buscarlo.
Hoy quería un abrazo, pero no cualquier abrazo, uno de esos que me encuentran muy mujer, muy limpia y perfumada, que me permiten acurrucarme, y sentir mi piel en el contacto... hoy quería un abrazo así. Pero estoy acá, con mis ojos cerados, jugando casi a lo mismo que jugaba de pequeña, pero sin calle. Cuando era chica jugaba a cerrar los ojos y caminar, lo más que podía sin mirar. De muy pequeña de la mano, de mi abuelo, recuerdo, también de mi mamá. Luego, más grande y pelotuda, lo hice sola por la calle. recuerdo que llegué a dar cuarenta pasasos. El ritmo cardíaco aumenteaba proque a cada paso tenía más seguridad de ir a tropezarme con alguna cosa. Pero de más chica no tenía miedo, me dejaba llevar. Y hoy quise eso. .......
Ya está, abrí los ojos. Porque iba a decir que siempre quiero eso, que quiero eso, y sé qué quiero, pero es moralmente contradictorio con lo que se supone que quiera, porque debo querer ser independiente, y que nadie me lleve de las narices con los ojos cerrados. Porque soy una mujer fuerte que puede, que pudo, que podrá, abrirse camino, aún en tiniebla, pero me da tanto miedo, tanto, que me siento una enorme pelotuda esquivando sombras que se me aparecen entre los párpados, que quisiera que me lleven, como antes, como creí firmemente que me llevaban. Y está claro que ahora abrí los ojos, porque dije quisiera en vez de quiero, y de apoco, a pesar de la velocidad dactilográfica me voy alejando de la ensoñación, que no debo olvidar comenzó con un triángulo isósceles, aún no sé bien si rojo o amarillo. Pero es posible que haya tenido los dos colores.

sábado, 25 de octubre de 2008

Dolores de Parto fuera del útero

El maléfico doctor tomó las pinzas, con su rostro cubierto por la tela blanca, con su pelo cubierto por la tela verde, con su cuerpo cubierto por el traje gris, con sus telas cubiertas por la luz amarillenta, con su espalada cubierta por la luz de la pantalla comenzó su delicada intervención. Frente a él yacía en la camilla de tierra ese cuerpo inerte de mil personas, esa humanidad desintegrada sin tantos rostros. Había que operar, urgía.
Su equipo observaba deliciosamente su parsimonia, su forma de acariciar las pinzas y el escalpelo, su respiración intermitente esbozada en la tela blanca.
Detrás, aún más atrás, la dama cantaba lo correcto/incorrecto, sentenciada a la década postdictatorial de reglas dobladas pero vigentes, tristemente vigentes. Y lo que otrora fuera un himno, un grito de libertad, era ahora en ese recinto un eco desgarrador de un sueño profanado. El doctor con sus ciento cincuenta manos se cargó de herramientas, higienizó sus conceptos, esterilizó al auditorio y comenzó su intervención.
Primero debía pinchar, cortar, entrar. La sangre convertida en bienvenida triunfal daría paso a su mano, a ese otro reino, que sería suyo. Poseer ese cuerpo múltiple, hacerlo a su imagen y semejanza, normalizarlo. Que su deformidad pase desapercibida, que nadie note que en sus marcas, en sus llagas se obstina la historia compartida. Que nadie sepa que ese cuerpo perteneció a otro, porque ahora, con esa pinza, y esas telas, y esas luces, le pertenecía.
Hablarle luego, al cuerpo reparido, hablarle para que absorba las palabras nuevas, su nuevo nombre, su nueva existencia. Para que aprenda a hablar y sepa que debe estar eternamente agradecido, por el privilegio de una existencia, por poder pararse y caminar. Que camine el cuerpo para hincarse luego de rodillas a rezar su plegaria cotidiana.
Y el cuerpo hincado rogará no retornar a su existencia anterior, rogará eso porque le extirparon consecuentemente los quistes ideológicos perversos que lo impulsaban antaño, rogará eso porque llenaron sus vísceras con un fluido verde que aprieta desde dentro cuando sobreviene el desprecio por el bisturí.
Se le enseñará a besar la mano enguantada, a deambular sonriendo por todas esas cárceles. Pero de vez en cuando, cuando el doctor no lo vea, él mirará sus marcas, recorrerá sus cicatrices con la misma parsimonia con que fue recorrido, y se sabrá tan ajeno, y se despreciará despreciando en ese sublime acto todo lo que le han hecho. Y deseará fragmentarse tal y como es visto, pero llevar al plano literal toda la violencia simbólica. Pensará que de este modo, disgregado en trozos, quizá pueda separarse de él mismo, de ella misma, y confundir sus piernas, con otras piernas, sus brazos, con otros brazos, su boca, sus ojos, su... y en esa confusión reencontrarse con esa humanidad que le fue extirpada.
Deseará, es posible que el tiempo ajeno a la mirada médica no alcance más que para eso, pero tengo la certeza de que será bastante, sobre todo, porque será mucho más de lo permitido.

martes, 14 de octubre de 2008

Escozor y Despegues

Despegarme despacito de la piel, para no quedar en carne viva, la sensación de tu cuerpo. ¡Cuánto infinitivo abriendo paso a esa urgencia! Propongo tomar una pinza, de depilar si se quiere, quizá se necesite algo más grande. Comenzar por el borde intentando no quebrar la superficie. Tirar para arriba suavemente, permitiendo que el aire vaya ocupando el espacio. Cambiar de esquina cuando se sienta mucha tensión, quizá mojar un poco para que todo resulte más... húmedo, sencillo. Luego, cuando sólo quede el centro, y quiera apurarme pero sepa que no debo, que no debo, dormir una pequeña siesta con los restos al descubierto. Intentar aligerar la mente y desechar la idea antifácica de esa presencia cierta. Más tarde, habiendo recobrado el impulso y el escozor, reiniciar la tarea meticulosa, despegar, airear, despegar, limpiar. Habrá luego una ducha, y aún es posible que resten escamas, confundidas las pieles. Esperar entonces que el tiempo las caiga. También puede darse el caso, raro, insólito, de que no se despegue. Entonces, no sé bien qué sugerir, pero ahora se me antoja que sería interesante sustituir la sensación por .... (materialidad, cuerpo, piel). Es decir desocupar el espacio del recuerdo a fuerza de vivencia presente. Se me antoja que sería útil. Se me antoja.

domingo, 28 de septiembre de 2008

para no oxidarme

Traicionarme a cada segundo por pura costumbre. Entonces la irrevocable decisiòn de no escribir hasta tanto no se haya concluido aquello del librito, aquello de las ilustraciones, aquello de la impresiòn... es eso, pura impresiòn, porque la necesidad, la urgencia surge en el mismìsimo instante en que el pensamiento estructurante fue acorralado en sintagma... y quiero escribir. Pero mejor luego, pero mejor luego. Y ahora deseo con todo mi cuerpo escribir, y eso que vivì aquella otra noche, o esta misma mañana es la urgencia misma en mis dedos, en mis ojos, acá en todos lados. "La diferencia entre Rayuela y el Libro de Manuel..." (sentirme ahí, en medio) Políticamente de acuerdo con el extremo al que miro, sensualmente atraída al extremo que besa mi espalda. Voy a correr constantemente de una punta a la otra, hasta que me canse y salte, hasta que admita que muero de vértigo y caiga, hasta que se rompa el puente. Y caída al arroyo o río, nadaré en círculos, haré la plancha, chapotearé, patalearé, haré mucha, mucha espuma, daré vueltitas muuuuy rápido, para hacer remolinos, y dejarme arrastrar un rato, y encontrar mi centro. También podría olvidarme de esto, de esta tensión cuasi teórica literaria, cuasi política literaria, y escribir sobre ese, aquél, vos sabés, no puedo señalarlo, no queda bonito, no se señala, bueno, mirá ese --------------» Y podría decir que.... no, no podría decir nada, porque todo es... juego. Jugamos, sabés, jugamos lindo. Me muevo y se mueve. Se mueve y me muevo. Y es lindo. Y casi que quisiera jugar mucho más con él. Casi que quisiera que jugáramos en serio, con reglas y todo. Pero las reglas, bueno, despuès es menos juego, despuès no es tan exótico, tan como de casualidad. Pero quisiera que nos juntáramos a redactar instrucciones y decidir que no va a ganar nadie, y que no va a tener final el juego, pero que sí vamos a ir subiendo etapas, y primero esto de movernos, y despuès quizá, quién te dice, hasta bailar un tango o una chacarera, y después... bueno, no voy a decirte qué despuès. "Estoy leyendo y me acuerdo de tu poesía de alguna época". Esta loca poesía que me sigue a todas partes. Que quiero gritarte aaaaaaaaay, quiero gritarte, quiero que todos te oigan y me oigan a través tuyo, y sepan que hasta con el dolor, hasta con este dolor tan punzante, es posible jugar, es posible hacer, crear. Entonces, si hasta con el dolor puedo jugar, cómo no voy a disfrutar sobremanera esos otros juegos.

jueves, 4 de septiembre de 2008

buscando septiembre

El silencio obstinado en mi faringe. Ese miedo de incógnito en mis mucosas. Tanta imposición estúpida que sólo deviene en esperas. Voy a salir, aunque frío, aunque noche, aunque tanta mugre. Voy a no hablar mientras camino, para no distraerme de mi pensamiento, y llevarlo hasta el final, bien hasta el borde, y empujarlo un poquito, para que se caiga, y mirarlo caer y aplaudirlo. No voy a gritar bravo bajo la bufanda. Marchar quieta. Marchar quieta. En la inmovilidad misma de la debacle, en la espesura suprema de este nudito que se cierra de a poco, y mi boca, mi boca. Besaré tu espalda, y tu nuca. No quiero ver tu cara, al empujarte, no quiero ver mi cara, en tu cara, no quiero verme, empujándote, empujándome. Mañana, cuando la puteada se me escape, entre los dientes, y tape con mi mano, como queriendo retenerla, y me sienta impotente, imposible, y me fastidie hasta mi presencia ausente, descubriré el secreto, y lo guardaré para más tarde.

domingo, 3 de agosto de 2008

Supresiòn

Esperò hasta volver, esperò hasta llegar a su casa para sacarse a un mismo tiempo los zapatos de pies helados y esa sonrisa de plàstico.
Me miràs
.................me hablàs
...................................yo callo todo lo mìo.
No hay palabras siquiera.
"Podrìa abrazarte o exigirte un abrazo"..........la mesa..........la mesa.
Tus ojos de agua sin llanto.
Solo quiro llorar cuando estè lejos.
Besar tu boca que habla para callar la mìa que replica. Hundirme en la espesura de lo abstracto... solo por no decir, no debo. Solo por no decir "no debo".
"Hacè lo que tengas que hacer".............(te amo)..........(el texto fue suprimido por la autora)
(...) (Nueva supresiòn) Y si no es con vos con nadie. ¿Podràs entender eso? ¿Podrè yo aceptarlo, escribirlo por sobre mis ojos empañados de agua, de agua? Sentirme capaz de esperarte toda la vida y aùn muerta esperar toda mi muerte.
No quiero nada, nadie màs.
Sonia tuvo que irse, djarse llevar a lo oscuro, estarse allì un rato. De golpe todo ese futuro inmediato desapareciò sobre el pochoclo, se subsumiò a lo etìlico. Tanto deseo no dicho, tanto amor, tanto. Cerrar los labios con palabras difìciles para que nadie las descubra aùn agotando las vocales posibles. Alejarse, Sonia, elegì acà. Es sencillo sonreìr, hablar, no cuesta mucho. ¿Cuàntas vidas seguiràs - - - -ando a Bruno, desarmàndote en cada esquina perfumada de su ausencia? Es que Bruno sabe decir lo justo, lo que no debieras escuchar. "Yo siempre.........(no, ¿por què?)" No creer, serìa sencillo, no querer... aùn màs. Y te quiero tanto, tanto.
Sacrifico mi nada
para alcanzar tus ojos
.......................................y hacer que me miren
...............................................................................siempre.
Entrego mis ojos
para mirarte
.............................sin obtener nada.
Una caricia serà bastante
hasta que pueda quedarme en vos.

En la escuela

Aún llevando en el estómago este miedo inenarrable, puedo entender tu angustia, quizà por el miedo mismo, tu indescifrable inseguridad. Todo perece. Todo se rompe. Vos lo sabès y tambièn yo. Lo digo para que nos sintamos menos solos. A pesar de saber imposible la salida de este hueco. Cada uno con su miedo, no haremos mucho. Pero quizà podemos dormir un rato. Quizà hoy no tengamos pesadillas. Quizà luego creamos que despertamos y seguiremos dormidos, vagando por ese mundo onìrico de paredes inflables. O tal vez, y esto es casi un ruego, todo esto sea sueño y no vigilia. Y podamos despertar de veras una vez que cerremos los ojos. Y serà Dios o Justicia, y quizà sean lo mismo. Pero serà algo, que llene esta lucha de sentido. Y valdrà la pena tanto sacrificio, tanta noche en vela, tanto cuerpo cansado, tanta làgrima, tanto grito y por sobre todo, tanto silencio.

En el galpòn

Aunque crezca el ruido imperceptible.
Y te lleve casi ahogada de escalofrìos.
Aunque suene el timbre siempre aletargado,
el baùl se abrirà para conmoverte.
No existe movimiento.
Sólo palabras enlazadas
.
Deambular por cornizas de neblina
Suponer pesadillas ...........................................................................allì
donde se durmiò tan sola

Ella desbarató su propio juego. Como la niña inocente que no era se adentró en el galpòn. El humo de afuera se colaba por el techo. Bailaron los ciegos para las cámaras y las luces los deslumbraron.

Las sillas al unìsono.

La caricia sin brazos.

Tanto cascabel cosido en el riñòn.

Maravillas incoherentes.

----------------------------Juguetean

-----------------------------------------ronronean

--------------------------------------------------------desea.............ellla desea.

No admitirà nunca su deseo. Por eso se acurruca en su propia piel, se hunde en sí misma. El deseo la hace frágil, la vuelve irracional. Nota mental: ocultarlo. Control, control. Atar, Atar. Soltarse cuando se suelta en el acto de decidir soltarse. y nunca antes o despuès. ¿Quièn sabe qué ocurriría si tal cosa?

Ser de aire, en el aire. No me has visto, no me has visto.

lunes, 7 de julio de 2008

De fervores y cantos niños

Despertò al fervor
casi inconciente
y pretendiò ser ese ave
que narra la historia
cuando todos miran al suelo
cuando inquietan las horas
cuando los pasos
las manos
la mente
Enjabonada en hastío
se deslizó por ese intersticio insólito
indómito
Aplaudió en el oscuro resplandor
en la sombra atrincherada
para que respondiera alguien
y no hubo respuesta
que atravesara el silencio
"Abrigá una esperanza"
susurrò la matrona
"Abrigàla con tu sobretodo negro
largo hasta los pies
y tu yo-no-sè-por-què"
Pero es escurridiza
y no se deja abrigar
quiere correr desnuda
estùpida esperanza
quiere agarrarse una pulmonìa
quiere morir de tos y afonía
"Dejála correr"
Susurrò el duende
.
"Admiràla libre
desnuda
ajena
sobre todo no tuya.
Abrigáte vos
que andàs despechugada,
apechugando angustias
ajenas
sobre todo no tuyas."
Pero su pecho
despechugado
tampoco quiere vestirse
se obstina en la impostura
se ancla en este tiempo
que exige el abrazo.
"En el cielo las estrellas"-
recitò el niño.
"En el campo las espinas"-
sostuvo imprudente negando carpas.
"Y en el medio de tu pecho..."
No concluyò el versito preso de una duda tan desnuda e inabordable como las entidades mencionadas.

viernes, 27 de junio de 2008

Sopa de tiempo

Lìquido el tiempo
en el plato
meto mi dedo
y revuelvo
no quema
ni està frìo.
Liquido al tiempo
lo saco de su quietud
lo vuelco el la hoja
Lo miro desparramarse
juntarse en gotones
en charcos dispersos
Tomo la regla
la regla, la regla, la regla
intentarè lo imposible
alinear el tiempo
un rectàngulo, un cuadrado
junto los bordes
quiero una lìnea
quiero llevar la lìnea de tiempo lìquido al lìmite, al margen
Escondo el tiempo en el margen de la hoja
en ese margen azul tan Rivadavia
en ese margen que no es el espacio blanco de despuès
porque ese espacio està prohibido, es vacìo, allì no hay tiempo
ni palabras
Y con el tiempo alineado, escondido en el margen
simulo no verlo
me hago la escondida
Ahora voy a dibujarme a mì, en ese espacio prohibido
no tanto para trascender el rìo
sino para ... para no estar.

sábado, 31 de mayo de 2008

Los atolondrados y los equivocados

Corren los días, enloquecidos. Se tropiezan torpes días, atolondrados. Sudan su invierno, esperan ansiosos. Caen, se duelen, y siguen su curso. Es julio y hace frío, porque si hace frío debe ser julio. ¿No es lògica pura? Así se expresan los equivocados, cada vez que hablan y anuncian, sus tonteras pomposas. Los equivocados miran los días, los ven correr y los estudian. Quieren ser como ellos, pero no pueden, quieren correr hacia algún lado, y se quedan, mirando correr a los días locos. Y los atolondrados que corren no pueden detenerse, son presa de la inercia, hasta que se choquen. Quieren sentarse, como los equivocados. Pero ¡què bien que harían ellos en sentarse! A nadie juzgarían, a nada se opondrían, solamente estarían ahí, siendo, dejándose ser, en una inercia como esta, pero tan distinta. Y los equivocados, estáticos, ¿inertes? No, inertes viene de inercia, entonces inertes no. Estàticos, pensantes, como quien piensa que piensa, y en esa meta algo, porque siempre es màs allà, no hay meta pròxima, solo màs allà, y entonces no se va a ningùn lado, pero tampoco se quedan. Los equivocados son, eso es, son. Ellos, pura esencia, puro error, puro acierto. Los atolondrados estàn, y no estàn, pero devienen, quieren ser, y no son nunca por completo, porque si lo fueran... bueno, estarìan equivocados.

jueves, 8 de mayo de 2008

hermoso parèntesis

Ese tiempo suspendido Esa inexistencia prolongada Yo. Este parèntesis frente a tu taza de cafè. Yo. Este espejo desfondado. Yo. Ilusiòn desmedida, desmejorada. Tu abrazo que no llega, no debe llegar. Tu abrazo cuando llegue se abrazarà a sì mismo. Te tocaràs la espalda y te dolerà la clavìcula. Porque mi holograma no impide que lo atravieses. Y distorsionaràs mi imagen. Y sabràs, y no podràs desmentir, lo que dicen tus ojos. Dejà ya de imaginarme, de creerme. Permitime esfumarme, reabsorberme. Apagà tu cigarro contra mi piel, veràs que no hay piel, que no hay. Y se frustrarà tu codo y tu muñeca, en el enviòn certero sin final. Y caerà al piso tu cigarro encendido. Luego podràs apagarlo con tu zapato y esconder tu mano en el bolsillo para que nadie note que quisiste, que creìste, que pensaste... Yo soy ese parèntesis, vos lo dijiste, hermoso parèntesis. Dudà de mi, soy pura fantasìa. Soy un carrusel de imàgenes, soy un arcoiris de sonidos, la sinestesia constante, la demencia programada. Soy tan solo el vapor que se desprende de tu cafè, que te mira, que te espera, que se evade, que se eleva, que se disipa.... y se va.

domingo, 27 de abril de 2008

Agónico frenesí

Devenir en islote
sumida en el sueño
dejarme corroer por el tiempo
sinuoso, verdeoscuro
Advertir inconciente
la débil monotonía
descender descender descender
sin resbalarme
Me abrigaré con tu piel sin que lo notes. Seré un tímido felino, seré un aire imperceptible, seré el desgarro de la noche que no quiere ser dicho.
Lo escrito en el humo
el susurro sin viento
el viento sin esperas, sin movimiento, detenido
Caen las gotas
lentas
Se van desgajando de a poco

se van desprendiendo

se desenvuelven y se arquean

se dispersan desparejas

se desparraman

se desparpajan

se arrepienten y vuelven

a cubrir mis ojos, mis sombras.
Esta sonrisa significa, supone. No supongas sobre mi sonrisa...cuando se desprenda del techo, por el goteo constante, por la humedad corrosiva, el ruido mudo de su caída interrumpirá tu letargo.
Ancla eterna
herrumbre viajera
espejos rotos esparcidos
nadie advertirá mi agonía.
Devenir en arena
someterme a la niebla
esconder esperanzas
diluidas, añejas
desconfiar de la rima
que todo lo ordena
Y en el murmullo de tu risa tosca, inoportuna, bailaré hipnóticas danzas que buscan sentido. Y en el atisbo de tu caricia que se obstina en la huida, huiré yo antes. Y seré yo la niebla, el humo, la herrumbre escondida.

domingo, 20 de abril de 2008

Sapos en otoño

Te rodeo y soy humo quiero que me respires Te rodeo y sos otoño te me caès te me caès y me caigo
Intento, y no logro, recordar lo que quise decir ayer, cuando todo estaba tan claro, cuando no habìa duda de que ya basta, de que ya fue suficiente.

Tus ojos flotan en este aire enrarecido todo a mi alrededor es tu mirada que me mira, que me toca, que me mira

Alivio. Frente al desconcierto desparramo mi angustia. La dejarè caer a borbotones, la dejarè desgranarse, desangrarse de a poco. Caerà en este suelo infèrtil que es mi alma, y aùn asì, echarà raìces. La angustia derramada, desangrada, desgranada, se abre paso. Sus raìces rugosas rasguñan los pies, estos pies que pisan este suelo infèrtil, fertilizado. Estos torpes pies que corren hacia vos, que huyen, que se quedan.

Mientras Marylin suspira

Èl la mira, la mira

Marylin siente en la nuca esa caricia

Gotean sus ojos y sueña que gotean

Gotean sus ojos y es un alivio. Porque ahì estaba el sapo, ese sapo verde, marròn, oscuro. Eran dos sapos. Pero ella debìa extinguir al de la izquierda, ese le correspondìa. Con ese brevìsimo chorro de agua, de anìs, de veneno, debìa tocar al sapo, que el veneno le entre por ese minùsculo orificio, que lo llene, que explote, que se quede patas para arriba.

Pero cuando todos se van el sapo crece, la busca, le mea en el ojo. Y ella sabe que es veneno, que se quedarà ciega. Y ese veneno ahì, y esa muerte certera acumulada en el estòmago.

"Mamà, me voy a quedar ciega". Abre el ojo, y ve nublado. Y llora, porque sabe que el veneno està ahì. Y le queda el otro ojo, pero ese. Y llora, y llora. Y el agua que sale de sus entrañas va limpiando, va drenando. Y sale el veneno que cae por su mejilla. Y ahora su mejilla y todo su costado derecho estàn dormidos, pero ella està despierta. Y sabe la muerte cerca, y sabe la muerte dentro. Y no puede dejar de llorar y mirar caer las gotas frìas, frìas, muchas gotas frìas que caen de sus ojos, al suelo, al suelo.

Y se regarà la angustia desparramada

con tus làgrimas insólitas

no habrá necesidad de luz

para que crezca

miércoles, 2 de abril de 2008

cartelito

Hay que correr.
corro
No debo pensar, no debo detenerme ni siquiera un instante. No hay espacios para las dudas cuando no hay espacio para nada. No se puede caer cuando ya se està en el suelo. No se puede ver màs que este vaho que sale de mi boca abierta que intenta gritar, y no hay aire para gritar, y no hay nadie que escuche.
Me despierto entre el ahogo repentino, salir de ese medio acuoso fue difìcil. Verás que al salir de la cama hallarás mayores complicaciones. No salgas. Debes. Sal. Y pimienta. La pimienta te pica en la nariz, el miedo en el pecho. Debajo de las tetas, las tetas para los curiosos, los que miran y quieren tocar. Que toquen, que toquen. Y sin saberlo estaràn presionando esa otra realidad, ese abismo, esa negrura sin forma, ese puñal oxidado. Que toquen, mientras los miro de frente, a los ojos, mientras los dejo hacer. Este cuerpo que no es mìo, porque de serlo tendría que ser mío también el puñal adentro, y no puedo concebir que...
Entre las piernas el veneno, aquì no. Y se irà quien mira y toca, quien quiere entrar para ver. Aquì dejo yo entrar a quien quiero, aquì no entra nadie cuando no estoy. Y no estoy. Me fui. Vuelvo en 20 minutos.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Quien sabe

Finjo ser yo para pasar desapercibida. Para que nadie note mi degradè, este mafioso sonambulismo.
Podrìa improvisar todos los discursos que debiera haber memorizado, podrìa escupir como nuevas esas palabras acuosas, amarillentas. Me callo.
¿No creés que sea posible? Pero mirá, quedáte acá, dejame seguir sobre este escenario, que es tan hermoso, tan terciopelo azul, tan de madera añeja.
Y ahora suena esa mùsica, y yo puedo moverme de tal modo que el pùblico entienda que estoy por meterme en el espejo, en este espejo que no ven, porque està tras bambalinas, pero lo veo yo, y es como si ellos tambièn lo vieran. Hundirme en este espejo, opaco.
Finjo ser yo, me espero, me aguardo. ¿Quièn ha de esperarme sino?
Cuando llegue es probable que ya me haya ido.

sábado, 8 de marzo de 2008

Palabras de otros

"Còmo explicar con palabras de este mundo que partiò un barco de mì llevàndome" Alejandra Pizarnik

lunes, 3 de marzo de 2008

voses

"Que me dejes en paz, ¿què?, ¿no ves que estoy sola? y no quiero estar sola"
Dije que me duele, que dejes de herirme, que no me empujes màs, que no quiero, no quiero.
"Es responsabilidad tuya estar sola. Si uno está solo la culpa es propia".
"Que lo sè, lo sè, y es por eso que duele màs. Lo que pasa es que no sè còmo no estar sola"
Y llorè, y me despertaron tus gritos, que no eran tuyos. O màs bien no eras vos el que me decìa esto en el sueño. Era yo la que escuchaba, de eso no hay duda, la que escuchaba tu indiferencia lastimera y tus gritos, la misma de este lado y del otro del espejo.
Luego, de nuevo allà, toquè un violonchelo. Y vos, otro vos, me mirabas tocar. Y allà a lo lejos tambièn vos, otro vos, el siempre vos, que me dejaba tocar. Pero vos, este vos, el que cerca miraba, casi que me acariciabas los hombros con tu respiraciòn. Y yo tocaba sabiendo que nunca antes, sabiendo que no sabìa.
"Està muy bien, está muy bien". Dijo la voz.
"Quizà sea esto la mùsica. Hacer lo que se pueda. Y los demàs diràn que es arte. Pero yo sabrè... y animarme, quizà sea eso la mùsica".
Luego supe, de este lado del espejo, que vos tambièn eras el chelo.
Y yo era... bueno, yo misma. Una pena, me hubiera gustado ser yo el chelo.

domingo, 24 de febrero de 2008

si las garzas

Gotitas de conciencia

son burbujas

quiero retenerlas

se me escapan, se me huyen, semedeslizanentrelosdedoscomoproyectossintiempo

Tu mano se queda,

no se desliza
yo ya me había ido
y
tu mano se queda

en mi mano

sin deslizarse

obligándome a mirarte,

cuando ya me había ido

y te miro mirarme

y te veo verme ir

Atrás las garzas, atrás tuyo y atrás mío porque ni siquiera debo girar mi cabeza para sentir tus ojos rodeando mis pasos. Atrás las garzas, que te invitaron al beso. Atrás las garzas.

Junto al río

basura de otros

y mía

Junto al río

mis pasos

que se alejan, me alejan

No me verás llorar, aún no

Y quiero con desesperación que seas vos el que te vayas

para verte irte

para que me veas verte mientras te vas

y comenzar el duelo tan conocido

y comenzar de nuevo

y

esperar en la negrura, hasta que claree, hasta que claree

Pero tu mano no se desliza

y comienzo a dudar de mi partida.

sábado, 16 de febrero de 2008

Noche

Abrir puertas. Estrenar mundos. Atravieso lo oblicuo, te miro de reojo y sigo de largo. Si se empañan los vidrios con mi ausencia no dibujes corazones, dios me libre, dibujá sonrisas. Tus dedos me presionan, me penetran, me buscan. Mañana no recordaré tu nombre. Hoy tampoco. La esencia de mí misma volcada en un papel que nada dice y al no decir nada dice tanto. Te busqué muy lejos, y demasiado cerca. Me llené de llagas bajo la lengua, degustando iniquidades que no saben a vos. Si a vos sabe lo puro, lo nítido, lo otro, siempre lo otro, y no lo que está en mi boca. Malabares empedernidos. No hay subsuelo de este llanto. Para qué bajar por la escalera caracol que no lleva a ningún lado. Y seguiré bajando, hasta que pare, hasta que me siente a llorar en este espiral infernal, hasta que golpee mi frente con los escalones pasados, y desee deslizarme y no pueda y no pueda. Pero ahora bajo, porque me lleva la gravedad del asunto, porque estimo un piso, una tierra, un lugar donde caer muerta, cuando muera si es que ya no ocurrió eso. Y me tomás de la mano, y me llevás a la cornisa. Y me absorbe el vacío, y quiero saltar, quiero saltar. Agarráme de la cintura si no querés que caiga, mis manos se separan de mi cuerpo como las cabezas de un títere. Por eso es que puedo tocar sin sentir el tacto, por eso es que no toco nunca, cuando siento, porque temo que se vayan mis manos tan lejos, que no pueda seguir la caricia eterna hasta el final. Por eso es que escribo palabras ajenas que simulan ser propias pero son de esa otra, que siente, que goza, que detrás de las pestañas esconde una lágrima azul dibujada. Palabras que son de esa otra que no espera sentada en la escalera ni en la cornisa, que se arrojó y cae, y baja, y cae... que presiente, y esto es lo más terrible, que no habrá abajo nada que ponga un punto final a su caída. Y baja, esperando, dejar de bajar algún día. Y cae, esperando, dejar de caer algún día, aunque se le magullen las rodillas, y su cuerpo se cubra de moretones violáceos, frutillas.