viernes, 31 de octubre de 2008
triángulo isósceles
Gajos de pasado, desparramados sobre la mesa de la cocina. Alguien debiera limpiar. Alguien debiera tomar ese trapo hediondo y tirarlo a la basura.
Mañana no se hará nada de lo que se suponía. Mañana será mejor dormir. Vos me dirás que mejor los bordes, que el evértigo. Yo te diré que la cama y dormir, y dormir.
Basta ya de pretender escalones. Dejémonos caer en la certeza irremediable del zócalo. Y si es de cemento mejor, pero si alfombra, qué se le va a hacer?.
Aún con los ojos cerrados, y como espiando por aquello de la ortografía, dejaré correr mis dedos por el teclado, apelando a aquello único que aprendí en el secundario.
Entonces un triángulo equilátero, más bien isósceles, pero todos los equiláteros son isósceles (aunque sé bien que la inversa es falsa). Entonces un triángulo isósceles amarillo, o rojo, no puedo distinguir, pero tiriángulo. Después será un botón, ese sí es rojo, podría saber que viene de aquél cuento que leí a mis alumnos, que disfruté como ellos. Pero entonces la textura del libro, su borde puntiagudo (ves, acá también hay bordes, sólo que estos son con puntas). La textura de mi pantalón sobre mi pierna, mi brazo y mis piernas, quizá toda la imagen que tengo de mí en el día. Pero esos ojos, esos ojos, y esos dientes que me miran constantemente, Más los dientes que los ojos, y esos dientes que se abren, para decir tantas cosas. Niño, no entiendo lo que dices, porque balbuceas. Y cuando te entiendo muy pocas veces puedo dar solución verdadera a tus reclamos. Porque no soy tu mamá, aunque lo creas, tampoco quiero serlo. Pero realmente no importa mucho si quiero o no , porque no lo soy y punto.
Son minigirasoles, o margaritas, y lo que parece vida me da tanto miedo, quiero sacarme la nariz, que de a ratos me duele, quiero dejar de respirar entrecortado, quiero no tener que... tantas cosas. Quiero no tener que , pero querer que... y saber qué sigue a esas palabras. Y querer bien definido, y tener el valor para salir a buscarlo.
Hoy quería un abrazo, pero no cualquier abrazo, uno de esos que me encuentran muy mujer, muy limpia y perfumada, que me permiten acurrucarme, y sentir mi piel en el contacto... hoy quería un abrazo así. Pero estoy acá, con mis ojos cerados, jugando casi a lo mismo que jugaba de pequeña, pero sin calle. Cuando era chica jugaba a cerrar los ojos y caminar, lo más que podía sin mirar. De muy pequeña de la mano, de mi abuelo, recuerdo, también de mi mamá. Luego, más grande y pelotuda, lo hice sola por la calle. recuerdo que llegué a dar cuarenta pasasos. El ritmo cardíaco aumenteaba proque a cada paso tenía más seguridad de ir a tropezarme con alguna cosa. Pero de más chica no tenía miedo, me dejaba llevar. Y hoy quise eso. .......
Ya está, abrí los ojos. Porque iba a decir que siempre quiero eso, que quiero eso, y sé qué quiero, pero es moralmente contradictorio con lo que se supone que quiera, porque debo querer ser independiente, y que nadie me lleve de las narices con los ojos cerrados. Porque soy una mujer fuerte que puede, que pudo, que podrá, abrirse camino, aún en tiniebla, pero me da tanto miedo, tanto, que me siento una enorme pelotuda esquivando sombras que se me aparecen entre los párpados, que quisiera que me lleven, como antes, como creí firmemente que me llevaban. Y está claro que ahora abrí los ojos, porque dije quisiera en vez de quiero, y de apoco, a pesar de la velocidad dactilográfica me voy alejando de la ensoñación, que no debo olvidar comenzó con un triángulo isósceles, aún no sé bien si rojo o amarillo. Pero es posible que haya tenido los dos colores.
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