domingo, 30 de agosto de 2009
como si nada
Y al final agosto pasó, como si nada. Mi abuela siempre dijo que quien sobrevive agosto vive un año más. El problema es que mi abuelo, su esposo, murió en septiembre, cuando parecía que todo... cuando ella pensaba que todo... No voy a mentir, si bien el luto, si bien la desestructuración, perder la ilusión acerca de la superación agosta no fue tan grave. Y aquí me quedo, quizá sea eso, no-ser-tan-grave. En el tiempo verbal que se prefiera.
No es tan grave entonces esta soledad autogestiva, este camino construido hacia donde voy queriendo. No es tan grave que los tiempos se vayan determinando un poco por las circunstancias, y mucho por las voluntades, pero sin olvidar que un poco por las circunstancias. No es tan grave que esta imagen especular me moleste o me agrade, de forma aleatoria, y no es tan grave en sí la imagen especular, es y punto.
No fue tan grave dejarte deslizarte por el... cómo se llama, el agujero de la bañera, allí donde se va todo cuando una se baña... bueno, por ahí. No fue tan grave desprenderme de vos. (Y qué triste haber tenido que explicar la metáfora o ese intento, pero tampoco esto fue tan grave. Y quizá sea porque respecto a vos no tengo más metáforas y aunque lo literal duela como una uña clavada en la espina dorsal (je), "no me quedan fantasías para poder soñar... un poco más, un poco más"(je de nuevo)).
No fueron tan graves tampoco esos dolores viejos, que hoy veo en costras y cicatrices, no fue la muerte en sí, no lo fue, y todo decía que sería, pero no. No fueron tan graves esos agostos, esos vientos huracanados, ese frío, esos pulóveres que te separan del mundo.
No será tan grave todo el dolor por venir, ni el porvenir mismo. Tampoco será diáfano, qué querrá decir eso??? Será, será y es bastante... Esto lo dice Julio, pero ya que anduve haciendo intertextos pedorros hago uno lindo para darme un gusto "Lo que venga vendrá y no vendrá nada y es mucho."
No habría sido tan grave... (qué lindo tiempo verbal, dudoso, nos abre paso al subjuntivo, ese de la posibilidad, del sueño, ufff qué subjuntiva que soy, que soy, que soy. Mamá quiere que yo haga la tarea, que yo sea feliz, que yo sea feliz.)
No habría sido tan grave despertarse de golpe, si alguien nos hubiera avisado que nos pasamos las paradas correspondientes y debiéramos haber bajado del colectivo hace rato. No habría sido tan grave de no ser porque ahora es tarde, es tarde. Este condicional que es un reclamo, una urgencia. Y no hay que dejar los reclamos aunque agosto termine. ¿No dicen por ahí que hay que animarse y empezar en agosto? No sé bien a qué, pero empezar.
Siento que doy vueltitas, para no hablar de... vos, puede ser, me aburrí, me aburriste. Hemos dicho entonces que no quedan más metáforas, digámoslo entonces de forma clara. Me a bu rris te.
Chau, no quiero pensarte más, no quiero darme cuenta cuando sea muy tarde de que debía haber bajado de este colectivo y mucho menos quiero tener que esperar a que dé la vuelta entera (ufff no puedo dejar la metáfora ni aunque me esfuerce).
Miráme, miráme bien. ¿Ves? Esta mujer de pie. Esta guerrera que fue tantas veces herida y nunca derrotada por completo, que conoce y escupe la derrota, porque es veneno, porque se lleva adentro de uno, como ciertos reptiles. Miráme bien, y sabeme ajena. Miráme bien, y quisiera decir fijate en todo lo que te perdés, pero algo en mí no me dejaría, porque el que te perdés sos vos, no me perdés a mí, porque nunca me tuviste, porque yo soy, SOY, SOY.
Y ahí la vida, acá nomás, pasando agosto, ay agosto tanto miedo te he tenido. Y ahí la vida, acá, en todos lados, si tan solo pudiera ponerle palabras a esta sensación de poder, de poder. Me recuperé (como si hubiera estado largamente enferma), me conquisté a mí misma. Y esa imagen especular, que debió hace tantísimos años ser mía, ahora lo es. Entonces miráme bien, miráme bien, y aunque me refleje en tus ojos sé perfectamente que me pintás de proyecciones bizantinas y puedo permitirme desconfiar sin vergüenza, y no creerte nada, nada.
Esta sensación de poder, de poder hacer cualquier cosa, decir cualquier cosa, sobrevivir a base de esperas y estoicismo pero también pateando tachos. Porque sobrevivimos a agosto, ¡lo sobrevivimos!. Y si sobreviene la muerte, que ya es casi una amiga, y si sobrevienen las lágrimas y todo lo oscuro, como intuyo que sobrevendrán en algún momento, no miraré este sol con mis espaldas como añorando lo que fue (o más bien lo que no fue) , porque entonces tampoco, tampoco habrá sido tan grave perderlo por un momento, o para siempre.
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