domingo, 28 de septiembre de 2008
para no oxidarme
Traicionarme a cada segundo por pura costumbre. Entonces la irrevocable decisiòn de no escribir hasta tanto no se haya concluido aquello del librito, aquello de las ilustraciones, aquello de la impresiòn... es eso, pura impresiòn, porque la necesidad, la urgencia surge en el mismìsimo instante en que el pensamiento estructurante fue acorralado en sintagma... y quiero escribir. Pero mejor luego, pero mejor luego. Y ahora deseo con todo mi cuerpo escribir, y eso que vivì aquella otra noche, o esta misma mañana es la urgencia misma en mis dedos, en mis ojos, acá en todos lados.
"La diferencia entre Rayuela y el Libro de Manuel..." (sentirme ahí, en medio) Políticamente de acuerdo con el extremo al que miro, sensualmente atraída al extremo que besa mi espalda. Voy a correr constantemente de una punta a la otra, hasta que me canse y salte, hasta que admita que muero de vértigo y caiga, hasta que se rompa el puente. Y caída al arroyo o río, nadaré en círculos, haré la plancha, chapotearé, patalearé, haré mucha, mucha espuma, daré vueltitas muuuuy rápido, para hacer remolinos, y dejarme arrastrar un rato, y encontrar mi centro.
También podría olvidarme de esto, de esta tensión cuasi teórica literaria, cuasi política literaria, y escribir sobre ese, aquél, vos sabés, no puedo señalarlo, no queda bonito, no se señala, bueno, mirá ese --------------» Y podría decir que.... no, no podría decir nada, porque todo es... juego.
Jugamos, sabés, jugamos lindo. Me muevo y se mueve. Se mueve y me muevo. Y es lindo. Y casi que quisiera jugar mucho más con él. Casi que quisiera que jugáramos en serio, con reglas y todo. Pero las reglas, bueno, despuès es menos juego, despuès no es tan exótico, tan como de casualidad. Pero quisiera que nos juntáramos a redactar instrucciones y decidir que no va a ganar nadie, y que no va a tener final el juego, pero que sí vamos a ir subiendo etapas, y primero esto de movernos, y despuès quizá, quién te dice, hasta bailar un tango o una chacarera, y después... bueno, no voy a decirte qué despuès.
"Estoy leyendo y me acuerdo de tu poesía de alguna época". Esta loca poesía que me sigue a todas partes. Que quiero gritarte aaaaaaaaay, quiero gritarte, quiero que todos te oigan y me oigan a través tuyo, y sepan que hasta con el dolor, hasta con este dolor tan punzante, es posible jugar, es posible hacer, crear. Entonces, si hasta con el dolor puedo jugar, cómo no voy a disfrutar sobremanera esos otros juegos.
jueves, 4 de septiembre de 2008
buscando septiembre
El silencio obstinado en mi faringe. Ese miedo de incógnito en mis mucosas. Tanta imposición estúpida que sólo deviene en esperas.
Voy a salir, aunque frío, aunque noche, aunque tanta mugre. Voy a no hablar mientras camino, para no distraerme de mi pensamiento, y llevarlo hasta el final, bien hasta el borde, y empujarlo un poquito, para que se caiga, y mirarlo caer y aplaudirlo. No voy a gritar bravo bajo la bufanda.
Marchar quieta. Marchar quieta.
En la inmovilidad misma de la debacle, en la espesura suprema de este nudito que se cierra de a poco, y mi boca, mi boca.
Besaré tu espalda, y tu nuca. No quiero ver tu cara, al empujarte, no quiero ver mi cara, en tu cara, no quiero verme, empujándote, empujándome.
Mañana, cuando la puteada se me escape, entre los dientes, y tape con mi mano, como queriendo retenerla, y me sienta impotente, imposible, y me fastidie hasta mi presencia ausente, descubriré el secreto, y lo guardaré para más tarde.
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