sumida en el sueñodejarme corroer por el tiempo sinuoso, verdeoscuro Advertir inconciente la débil monotonía descender descender descender sin resbalarme Me abrigaré con tu piel sin que lo notes. Seré un tímido felino, seré un aire imperceptible, seré el desgarro de la noche que no quiere ser dicho. Lo escrito en el humo el susurro sin viento el viento sin esperas, sin movimiento, detenido
domingo, 27 de abril de 2008
Agónico frenesí
domingo, 20 de abril de 2008
Sapos en otoño
Te rodeo y soy humo quiero que me respires Te rodeo y sos otoño te me caès te me caès y me caigo
Intento, y no logro, recordar lo que quise decir ayer, cuando todo estaba tan claro, cuando no habìa duda de que ya basta, de que ya fue suficiente.
Tus ojos flotan en este aire enrarecido todo a mi alrededor es tu mirada que me mira, que me toca, que me mira
Alivio. Frente al desconcierto desparramo mi angustia. La dejarè caer a borbotones, la dejarè desgranarse, desangrarse de a poco. Caerà en este suelo infèrtil que es mi alma, y aùn asì, echarà raìces. La angustia derramada, desangrada, desgranada, se abre paso. Sus raìces rugosas rasguñan los pies, estos pies que pisan este suelo infèrtil, fertilizado. Estos torpes pies que corren hacia vos, que huyen, que se quedan.
Mientras Marylin suspira
Èl la mira, la mira
Marylin siente en la nuca esa caricia
Gotean sus ojos y sueña que gotean
Gotean sus ojos y es un alivio. Porque ahì estaba el sapo, ese sapo verde, marròn, oscuro. Eran dos sapos. Pero ella debìa extinguir al de la izquierda, ese le correspondìa. Con ese brevìsimo chorro de agua, de anìs, de veneno, debìa tocar al sapo, que el veneno le entre por ese minùsculo orificio, que lo llene, que explote, que se quede patas para arriba.
Pero cuando todos se van el sapo crece, la busca, le mea en el ojo. Y ella sabe que es veneno, que se quedarà ciega. Y ese veneno ahì, y esa muerte certera acumulada en el estòmago.
"Mamà, me voy a quedar ciega". Abre el ojo, y ve nublado. Y llora, porque sabe que el veneno està ahì. Y le queda el otro ojo, pero ese. Y llora, y llora. Y el agua que sale de sus entrañas va limpiando, va drenando. Y sale el veneno que cae por su mejilla. Y ahora su mejilla y todo su costado derecho estàn dormidos, pero ella està despierta. Y sabe la muerte cerca, y sabe la muerte dentro. Y no puede dejar de llorar y mirar caer las gotas frìas, frìas, muchas gotas frìas que caen de sus ojos, al suelo, al suelo.
Y se regarà la angustia desparramada
con tus làgrimas insólitas
no habrá necesidad de luz
para que crezca