lunes, 1 de febrero de 2010
sobre febrero
Bueno, empezó febrero. Me doy cuenta casi sin querer, cuando me encuentro haciendo lo que estoy haciendo que voy a relatar... ¿quién es la ansiosa yo o el que lee, o la que lee, que en este caso soy yo... bueno?
Abro mi correo electrónico (porque decir mail es muy muy... entonces pareciera que decir correo electrónico es más del pueblo, bah, abro el mail), y me propongo encontrar unos archivos que había guardado, porque hace poco se formateó la compu en la que suelo escribir, investigar, boludear... En fin, empiezo a ordenar y me encuentro, primero y ante nada, con una carpetita, hermosa carpetita titulada "Algo así" en referencia al asunto que proclamaba un mail que fue luego convertido en una seguidillas de mails entre la escribiente actual y un amor ... qué decir, imposible, irreal, imbécil. De esas estupideces que son así como daydreams (uff, qué inglesa que estoy) fantasías... Freud dice que las fantasías y los sueños están ahí, pegaditos, en cuanto a la forma de pensar... lo difícil es que cuando una fantasea cree que está pensando de forma conciente, entonces ahí las fatales equivocaciones, los enriedos, las imbecilidades, y sobre todo, la pérdida de tiempo (esto lo digo yo Sr. Freud).
Decía, me encuentro con esa carpeta que databa de... a ver que me fijo... el más lejano de enero del 2007, aunque estimo que debe haber por ahí alguno que escapó a la revisión y será previo (habrá sido previo, no sé qué tiempo verbal utilizar cuando estoy hablando de un texto viejo, que busco hoy, que no encuentro y estimo entontraré en un futuro no establecido),
Esta carpetita fue guardada por mí, en la más estúpida de mis intenciones sadomasoquistas (que es la contracara oscura de la idiota que cree en algo así como el amor, puaj, puaj, puaj). Sí, la guardé con la esperanza:
1) De que pasado un tiempo se historice, es decir, que converjan en esa carpeta nuevos mails, que evoquen nuevos encuentros.
2) Que llegado un momento de suma tristeza me recuerde que si no fui amada, cuando menos fui deseada intelectualmente (porque de esto iba un poco el cariño escrito en esa hermosa carpetita)
Es de aclarar aquí que cada vez que presentí que alguien se sintió atraído por mí intelectualmente o anímicamente llevé estas relaciones a planos irrealizables, idílicos, sin concresiones corporales (va con c o con s?). Bueno, borré los mails, o estoy en eso, aún están en la papelera, pero como dije, ahí me percaté de que empezó febrero (del 2010, tres años es mucho para guardar ... no sé qué es lo que guardé ahí).
El borrón y cuenta nueva comenzó como todo en mi vida, como un vendaval lleno de tierra que traerá pronto el pampero limpio, la lluvia, la lluvia, igual estimo que esta vez no pueden ser lágrimas. No tengo grises, voy a borrar todo lo que no tenga relación con relaciones, valga la redundancia actuales y (sin el /o) reales.
Entro en otra carpeta no tan prolija que denominé archivo. Empiezo a borrar sin mirar. Paro, miro los mails, por si me encuentro con alguna dirección que desee guardar. Comienzo guardando mails de profesores que pueden llegar a serme de utilidad, o debieran serlo. Ahora pienso que lo que sigue a esto es borrar algunas cosas de mi celular, pero paso a paso.
Ufff, son 5000 mails que puedo solamente borrar de a veinte. Paso a paso, total no tengo nada más que hacer.
En eso, en eso me encuentro con otras historias, mías, que me resultan tan ajenas. Ayer me pasó lo mismo, no recuerdo en referencia a quién, pero esta sensación de ajenidad, de ser tan distinta, y lejana. Ay quiero acordarme, estaba mirando unas fotos, ¿de quién? No no hay caso, no recuerdo. Recuerdo la sensación de ajenidad con respecto a recuerdos míos, ¿es difícil de entender? A mí me cuesta explicarlo, como que esas fotos que ahora no recuerdo (Sí, Mr. Freud, represión, censura), producían en mí una sensación de desdoblamiento, por un lado me referían a recuerdos de situaciones que sé reales y por otro me resultaba inverosímil ser yo la que había vivido esas situaciones. Es muy básico lo que intento decir, una cambia, una crece, una cambia.
Ahora esa situación, y leo la seguidilla de mails con una cierta noción de mirar por una cerradura algo que no me pertenece.
Ajá, yo hice eso, yo estuve ahí, yo provoqué esas palabras. En fin, ¡qué distinta que pude ser a cómo me recuerdo!
Me reencontré con dos historias, ambas reales pero tan tan extrañas ahora que las veo de lejos... Un amor a la distancia, lleno de poesía berreta, con un trasfondo obligado de canciones de Rally Barrionuevo y Palito Ortega. Un amor que tuvo besos y caricias, chacarera y peleítas, viajes cruzando la Argentina... demasiada telenovela, demasiada.
Otro, de encuentros ocasionales y furtivos, cuyos restos del año 2007 fueron los últimos coletazos, pero remontaban al 2005 (era tan pequeña yo, y tanto más estúpida!). De ese amor (y amor es una forma pulcra de decir otra cosa), no quiero hablar. Él quería decir todo, y yo, yo... me parece que lo del cuerpo no hay necesidad de nombrarlo (Sí, esto Freud diría que también es censura, pero yo digo, Siguiendo al otro Monseiur F. que hablar hablar de sexo es un imperativo, es parte de la obligación de la modernidad, postmodernidad, entonces, no lo digo, aún sabiendo que ya lo dije).
Pero además me encontré con historias que reflejaban otros aspectos de esa que era, mails laborales, insoportables, mails del grupo misionero al que pertenecía... al que pertenecía. Y que a cada quién le resuene del modo que quiera. No, no estoy renegando de mi militancia, creo que lo que hice lo hice con convicción, dudo de que mi sensación de pertenencia haya sido compartida... iba a decir real pero lo que es real y lo que no es tan difícil de determinar.
Todo lo borré, sin renegar de nada, todo lo estoy borrando, no quiero mentir, es ahora que lo voy haciendo, mientras como una especie de ensalada, con dudosas sobras de mi heladera... mi heladera. (claro si voy a repetir frases porque sí, para llamar la atención, no tienen que ser frases melanco todo el tiempo ¿o sí?)
En medio de todo esto, mientras voy a un mismo tiempo recordando y borrando, decidiendo borrar, decidiendo qué leer, qué seguir recordando (igual es más lo que borro, por mucho) siguen llegando mails, actuales. El presente que se arrebata, que se obstina, que no se detiene hasta que una pueda ordenarse. Y es así hay que ordenar mientras te vas moviendo, con el viento, más si es un vendaval, hay que ser ágil. Soy ágil.
En eso venía redistribuyendo los mails que quería guardar, hasta ese momento, hasta ahora eran puras cosas de la facultad, o laborales, lo "personal" podía ser descartado. Historias viejas que no desaba volver a abrir, y aunque lo deseara había perdido ya las llaves o lo que sea que abracadabra. Y en eso, en eso, me encuentro con un mail "personal", gran paréntesis (cariño-utopía-ideal-dulzura-fraternal abrazo que atraviesa el tiempo). Este mail no puedo borrarlo, porque si bien es del 2006 (fines) al leerlo es... actual, está dirigido a mí, a la que soy, no a esa ajena, a la que sigue siendo, sigue siendo, a pesar de los cambios coyunturales, a eso cercano a la esencia, o bien aquello que es marca y tatuaje. Pero ¿dónde lo guardo?. Dejarlo en el archivo sería mentirme al proceso de limpieza que estoy llevando a cabo, armar una nueva carpeta sería demasiado, sería colaborar con el proceso onírico que idealiza y cumple deseos que no se cumplirán nunca. ¿Ves Bruno? Y acá, acá, en todos lados. Lo dejo acá y después veo qué hago. Lo voy a guardar en la carpeta vacía de "Algo así", por ahora, creo, no sé.
Continúo con la limpieza, ya falta poco para concluir el archivo (todavía me falta la bandeja de entrada que supone la misma limpieza pero más cercana al presente). Me encuentro con un correro, y este sí lo veo desde lejos como lo más bizarro, bueno, no voy a exagerar, una de las cosas más raras que viví. Una vuelta me convocaron para hacer una versión libre de Dr. Jekyll y Mr Hyde... incluía, ¡Dios sabrá por qué!, intervalos musicales en bolas. Yo era la única mujer convocada en escena ¡Qué orgullo! Este mail también lo guardo... me negué a hacer la obra en ese momento, ahora... nono, ahora tampoco la haría, aún tengo mucha celulitis.
Bueno, me dirijo ahora a los eliminados, para vaciar la carpeta. El cartel de windows me detiene "¿Está seguro de que desea vaciar esta carpeta?" En principio estoy segurAAA, o sea es siempre un varón??? En segundo lugar, sí, pero quise dar un poco de suspenso.
Uff y todavía me queda la bandeja de entrada que incluye alrededor de tres mil. En fin, creo que ya basta por hoy, además tengo que borrar un par de mensajes y números del celular, para hacer más efectiva la limpieza. No tengo que demorarme mucho, porque si bien recién empieza el mes... febrero tiene solo 28 días. Igual, igual, siento que aún no estoy en condiciones de borrar el presente cercano, un par de días más no le van a molestar a febrero. De todos modos, para sorpresa mía, de los 3000 de la bandeja de entrada parece no haber nada rescatable, pienso ahora dos segundos alejada de ello que en realidad tiene que ver con eso mismo, con el tiempo, y todo es el tiempo que en todo se mete y lo embrolla y lo hace luminoso o sumamente oscuro... digo que el tiempo, la lejanía, vuelve todo barroco y entrañable, cuando el presente o el pasado cercano nos permite arrancarnos la realidad más sin dolor. No hay que guardar retazos, no hay que guardarlos, se encarnan, se hacen uña adentro.
De todos modos me da algo de lástima, de pena, como si este último tiempo, el que no me resulta ajeno por la similitud profunda que tiene con la que decido ser, no hubiera nada permanente, cargado de afecto, iba a decir real, pero de nuevo ¿qué es real? Y quizá sea eso, que ésta, la que decido ser, decidió vivir por un rato así, borrando en febrero lo que escribió hace cuatro años o hace dos días. Que ésta, la que acepto ser, no quiere andar llorándose por los rincones, porque siempre estimó que esas fotos que miraba, aunque aún no las pueda borrar, eran parte de un guión impuesto, por ella misma, pero también tanto tanto por la coyuntura, la circunstancia, y por ella misma es cierto, pero por esa ella misma que ya no era, que hoy le resulta, y aunque se haya dicho hasta el hartazgo vale la pena reiterarlo, ajena.
pd: aún me pregunto por qué tengo este impudor con el borramiento de palabras y no con las fotos, no puedo borrar imágenes... para seguir pensando nomás.
pd2: después de mucho meditarlo también decidí borrar el mail que no sabía dónde guardar... si el cariño es real no hay por qué guardar retazos de algo que tiene tanto tanto tiempo, quiero limpiar de verdad.
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2 comentarios:
Claro, al final de la pd2 debiera haberme repreguntado qué es real?
Querida Hélëne:
(no sé dónde están los acentos) Lo que te pasó es normal: se crecer, es madurar. Al Pasar los años, uno se ve a sí misma como un personaje de una película vieja que vió pero no es una misma, porque una misma ya es otra. Yo sigo otro criterio con los mails: los que construyen y los que destruyen o no significan. Éstos últimos los borro. Los otros los guardo para siempre. Y allí estarán saludos viejos que me hacen sentir querida, aunque esa persona ya no esté en mi presente. Pero está bien lo que hacés y pensás: el presente no debe ser el eco del psado. Mirame a mí cómo estoy por vivir así. Una se construye de nuevo cada día. No hagas como yo, que me encadené con un ancla con 10 cerrodjos al pasado y perdí la llave, quizás para siempre. Sé presente. Sólo los prsentes se convierten en futuro. El prsente que es pasado nunca avanza y se transforma en olvido, y después, en muerte. Un beso.
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