viernes, 26 de agosto de 2011
Pegote y mono... hipo y contractura
Me propongo escribir entrecortado, como con hipo. Daré rienda suelta a la primera idea, para que no se escape... oh contradicción dulcísima!
El mono en la espalda... That Monkey on your back... Una canción de Pulp. Pero miedo no tengo. Tengo un mono, que me jode, mucho, pero miedo no tengo.
Sigue la canción de Pulp. Cuando encuentres aquello que te falta... That thing you lack... no me falta, bueno sí me faltan muchas cosas, pero lo más importante aquí y molesto es que me sobra un mono.
Con el dedo pegoteado de mermelada no se puede escribir... pausa hípica.
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Aguantarse, aguantarse... y hacer todo de golpe... es un arte. Y todo es placentero y doloroso al mismo tiempo. A veces es una imposición del medio, a veces una elección personal, pero siempre implica sensaciones tan diversas... estoy hablando claro de las ganas de hacer pis... y la tecla con mermelada sigue interrumpiendo el curso correcto de las letrsasas.
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El cuidado personal, el aseo personal, algo de belleza, una belleza que se construye, que se arma, cotidianamente, con poquito, pero tan efímera, basta solo el peso del día, el paso del día, para que las ojeras naturales se vuelvan tan rebeldes que atraviesen cualquier maquillaje, y la sonrisa dibujada, se caiga simplemente, aunque no use pintalabios. Me aseo igual, limpita, nunca estoy peinada del todo, nunca lo estuve. Dejo que el viento me despeine, ocultando en realidad la imposibilidad de evitarlo. Parezco natural, cierto, pero también es cierto que no puedo hacer otra cosa, será que tengo una naturaleza muy fuerte, como una cuota de animalidad... ahora pienso que este mono en la espalda también debe andar en otros lados de mi cuerpo...
Y la tecla sigue pegajosa.
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La tecla no está más pegoteada, de tanto tocar y tocar, lo sucio se va. Es como el tiempo que pasa por encima, pero hoy no quiero hablar del tiempo, aunque debiera admitir que de golpe estoy apurada, cuando no quería estarlo, lo que pasa es que me dediqué a otros menesteres, y el mono sigue ahí, un poco confundido, porque hice tantas cosas que se mareó.
De todos modos, el mono, sigue pesando lo mismo, a pesar de las vueltas y de las fuerzas centrífugas, o centrípetas, nunca recuerdo bien cuál es cual... será por eso que el mono se queda.
Yo, por otro lado, me voy.
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