martes, 27 de enero de 2015

Marta y María




Y estoy yo
En mi cotidianeidad
Yo con las uñas despintadas
Lavando ropa a mano
Como me enseñó mamá
Yo cantando a los gritos
Con las ventanas cerradas
Como cuando era adolescente
Dudo, no sé si aún lo soy
Sigo ahí,
Un poco lloro
Por mí, siempre lloré a escondidas
Y escribí las lágrimas
En un colchón
Para dormir
Y soñarme otra
¿cuál?
Otra
Yo
Soy. Y punto.

Dejar de cuestionarme
¿cómo?
Si allí está también la pregunta.

Entonces las bandas
Que tocan
Lo que se supone
Y yo que escucho,
Aun con todo apagado
Y yo que escucho
Y entiendo
Más de lo que dicen
Y tiemblo un poco
De comprender que siempre
Es algo más
Más allá
Más en otro lado
Más adelante siempre
Y aunque cansada
Sigo, sigo, sigo.
Me duelen las manos
De caminar con los dedos
Y que todo quede aquí
Para ser leído
Por ojos muchos
Y ninguno
¿publicar es acaso saltar una cerca?
¿No publico si ojos muchos me leen?
El libro, como esa materialidad que soluciona
Por aquello del árbol, del libro…. Y del hijo
No puedo hacerme la idiota
Entonces ni árbol
Ni libro
Ni hijo
Y sigo acá,
Cantando a gritos
Entonando por momentos
Un poco imaginando
Que canto afuera,
Esa canción única
Que me saca de mí,
Y me vuelve tan inteligible
Como estas canciones.

Un verano más de palabras
Dichas
Escritas
La señora de las palabras
Lo que me salvó me condena
Quiero silencio
Pero ese silencio de adentro
No el de Alejandra
Ni el de Afonsina
Que es el mismo
Quiero el otro silencio
El de Buda,
El de Ghandi
El que no sé cómo
El que nunca me roza
Y tanto ruido acá
Que mejor cantar a gritos
Y escribir corriendo
Y correr de mí
Mañana siempre es mejor
Porque es mañana
¿cuántos mañanas?

Ese poema ahí, que no me animo
Ese poema ahí, tan diferente
Y la realidad que no es como dice el general
Es más bien incierta
Es mucho más incierta
La verdad, es una completa falacia
No existe
Y eso debiera ser un alivio
Sin embargo… desespero

Hubo un tiempo


En que Dios era luz
Y estaba en la lámpara partida de mi cuarto
En ese tiempo supe hablarle
Y escucharlo
Ahora, trato, trato
No encuentro la lámpara.
Pero sé que me escucha.
Eso sí es un alivio.
En el periplo de un año de angustias
Que quiero dejar en el pasado,
Entre tanta lágrima
Ahí estuvo también la esperanza
Y quizá la estrujé tanto
Porque quería devorármela
Digerirla
Asimilarla
Y ser yo la poseedora, no quien la mira
No sé cómo
Aún no
Quiero creer que podré
Que podré
Que esa sensación de verdor
Va a aparecer
Que la sonrisa no va a ser más un tic
Ni una costumbre
Sino que me va a salir de adentro
Y un día me despertaré tan feliz
Que me sentiré ajena

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